martes, 22 de diciembre de 2009

Loterías



Todavía no ha salido el gordo. Como todos los años, suena la voz de los niños de San Ildefonso, también por la calle. No sé si este año de crisis hemos puesto mayor esperanza en el reparto del azar (no sé si se ha vendido más o lotería o menos que en tiempos de bonanza), pero el contenido de telediarios y boletines de noticias será bastante previsible. Alegrías, cava, doñasmanolitas, lágrimas, parabienes y deseos de salud. Como todos los años.

Sigue la lotería de la vida. Haremos acopio de participaciones, aunque a veces nos veamos obligados a pagar el recargo.

Feliz Navidad.

(Seguiré subiendo fotos de imposibles)


miércoles, 16 de diciembre de 2009

viernes, 4 de diciembre de 2009

Cuarto menguante

El próximo día 9 de diciembre, miércoles, en el salón de actos del Museo Provincial de Teruel, se presenta Cuarto menguante, colección de relatos de Juan Villalba Sebastián. Asistirán el autor, Jesús Villel (compañero de carretera de "aquellos años") y Nacho Escuin (alumno de Juan y editor o parte contratante de la primera parte).
Desde el Alcabor, que no deja de ser otro cuarto, a veces menguante, invitamos a asistir a este acto. No tendrá desperdicio, como el propio libro.

martes, 1 de diciembre de 2009

domingo, 22 de noviembre de 2009

la mejor afición

Tras el comienzo de lo que parecía que iba a ser un paseo triunfal del Cai Voleibol Teruel, con fichajes de campanillas y estreno en la Copa de Europa, se ha iniciado una discusión en un foro de internet que visitan algunos aficionados al voleibol acerca de cuál es la mejor afición de España. Si has pasado por Los Planos alguna vez, tal vez dudes de la existencia de un ambiente mejor que el de aquí.
Desde Palma, han enviado un recorte de periódico del año 82. Desde Teruel, un vídeo pretende demostrar lo que pasa en Teruel con imágenes que hablar por sí solas: el día del ascenso a superliga, distintos momentos de partidos diversos... En las de la celebración del asalto al campeonato de super liga en la Plaza del Torico... ¡salgo yo!. Si no me ves, pregúntame dónde estoy, y te lo diré. No busques muy lejos de la cámara, y no más allá de los quince primeros segundos.
Vaya baño nos dimos ese día.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Los ojos del gato





Hace unas semanas, alguien abandonó un gato junto al retén de la Policía Local. Era una mascota habituada al trato con personas, no huía al ver cómo se le acercaba la gente. Una vecina empezó a darle de comer. El gato no molestaba. Comenzaron a bajar las temperaturas, y pronto encontró la salida del aire acondicionado de las oficinas municipales de la calle, donde ronroneaba perezosamente a la esparlera del menú del día. Pero ya empezaba a molestar.
Una tarde aparecieron dos chicas con un transportín. Les daba pena la vida del gato, aunque a él parecía no importarle demasiado tener que esperar a que le trajeran la comida y pasar el día al calor del aire acondicionado municipal. Quién sabe qué vida había llevado anteriormente. Por eso, huyó y ya no se le vio por la calle hasta la mañana siguiente, cuando salió del sótano que habìa okupado semanas antes, en busca del desayuno, que ese día le esperaba, más apetitoso que nunca, dentro de un transportín.
Amigo,no te preocupes. Te irá muy bien con tu nueva dueña.
Añado la canción que me venía a la cabeza cada vez que envidiaba tus siestas municipales.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Ordenanzas municipales. Yes, we can.



Hoy, jueves, he encontrado esta noticia en Heraldo de Aragón.
Aquí, el debate y el cumplimiento de la ordenanza hacen que se cumpla la frase, una vez más, de Sándor Márai: "El destino común de los monumentos es que sus pies queden cubiertos de meadas de perro."
Para leer la noticia, tendrás que hacer doble clic sobre el texto.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Edredonia




Al ver dónde terminó el edredón tras la tormenta de viento de hace unos días, me acordé de la película Sopa de ganso, de los hermanos Marx, y del pequeño país centro europeo, Libertonia (Freedonia, en la versión original) que sufre intentos de anexión por vía matrimonial una vez que ha fallado la revolución.


El consulado de Edredonia, país frío pero acogedor, seguro.

domingo, 15 de noviembre de 2009

VIRUS




Vaya semana. Rodeado de virus. En el Chomón, segundo de la ESO diezmado por la gripe (tampoco fue para tanto, otros centros estaban peor), de manera que no he conseguido librarme de su influencia: fin de semana en casa, un poco embotado y dándole guerra al sofá, sintiéndome muy poquica cosa.


Un virus también (o una incompatibilidad, quién lo sabe) acabó con la configuración de mi ordenador, y gracias a los buenos oficios de Emilio, que siempre tiene la mesa llena de cepeús, teclados, cedés, impresoras abiertas en canal y la irremediable caja de herramientas de toda la vida, volvió a la vida, en una versión "desasistida", tan desasistida como me siento yo este fin de semana.


No hay mal que cien años dure. Pero mi cabeza estos días es lo más parecido a esta escultura de la exposición Cerco, que se mostró hace un tiempo en el Museo de Teruel. Así me veía yo anoche.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Vagaciones


Hoy es lunes, y no aparecerá el Alcabor en el Diario de Teruel. No es que esté de vagaciones: se trata de un descanso (sí, ya sé esto tampoco cansa). Agradezco tener la oportunidad de opinar en un medio de comunicación, aunque muchas veces más que opinar, pienso en voz alta, que es de lo que se trata en estos días de viento, lluvia y noches largas en un sitio tan cómodo como el alcabor, donde el calor de este sistema de calefacción tan sencillo, natural y sostenible, nos protege. Ah, y nadie en el Diario me ha dicho nunca nada: ni lo que tenía que decir ni por qué he dicho esto o lo otro. Ni me preguntaron cuando empecé a hacerlo. Ni tengo por qué estar de acuerdo (o a veces incluso leer) lo que otras personas escriben. Es lo que se llama libertad.
La normativa de la construcción debería obligar a recuperar este tipo de estancia, el viejo alcabor, medio infalible de reagrupamiento familiar, conversación intrascendente y cultivo de la amistad que también nos vendría ahora, cuando las prisas y el no pararse a pensar o a hablar tanto nos andan jorobando.

Volveré pronto al papel. De momento, vagaré con mi paso lento (y ansarino, eso me lo dijo un traumatólogo de renombre en Zaragoza hace muchos años) por la tecnología y los nuevos medios de comunicación que desconozco.
Algo contaré (no podría ser de otra forma).

domingo, 8 de noviembre de 2009

AMORRARSE




Me gusta esta palabra. De pequeño, no recuerdo haber bebido nunca agua en una fuente. Siempre me amorraba. Amorrarse es la única manera de calmar la sed. Si no te amorras, te quedas como estabas, y volverás a la fuente en seguida. Y te tocaba ponerte de portero.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Imposibles (II)



Embotellamiento.

Sombra alargada


En el recorrido final de los Diarios de Sándor Márai, próximo ya a la desesperación tras la enfermedad larga y posterior fallecimiento de su esposa en tierra extraña, lejos de su Hungría (y de su húngaro) natal, llega el autor a la fecha de hoy. “Dos de noviembre. Los muertos: hay tantos que ya no caben en la memoria.”
Año tras año, trata de apoderarse del sentimiento colectivo la novedad de Halloween, éxito comercial global convertido en horterada de estética patética, con perdón, que trivializa el sentido de los días que celebramos hoy, el recuerdo de los difuntos, la seguridad relativa del hombre en la tierra sobre la que medita Márai en aquellas anotaciones precisas y sin embargo dispersas de los sentimientos, los recuerdos y las añoranzas de sus últimas jornadas del exilio (exilio de su lugar y también de su tiempo) al que nunca se acostumbró.
La fiesta de Todos los Santos (siempre se ha insistido que el día uno de noviembre es una fiesta solemne – como dato, la Iglesia reviste en esta celebración de blanco a los oficiantes de sus ceremonias) convive con la conmemoración (que no fiesta) de los difuntos al día siguiente, y me vienen a la cabeza las visitas al cementerio en los años de infancia, la edad que tan lejos y tan ajeno ve este fenómeno común de la muerte, y cuya realidad muchas veces se oculta, o se presenta, porque en realidad lo es, como algo que les ocurre a los demás.
Las visitas al cementerio vienen cargadas de sentimientos a veces encontrados, quizá porque estamos ante misterio y realidad a la vez, como sugieren los Diarios, un hecho que trataba de recoger el parpadeo tenue de las lámparas de aceite en la cocina de la casa familiar que prendían como prolongación de la presencia de los seres queridos en el recuerdo durante las horas de sueño, como si así se les ayudara a ganar su salvación eterna.
Recuerdo, pues, de las personas que hemos amado, rostros y voces que nos acompañaron y que no desearíamos olvidar. Insiste el escritor húngaro: “El hombre siempre es consciente de la muerte, considera que ésta forma parte natural del argumento incomprensible y complejo de la existencia, pero sólo de una forma intelectual. Después viene un período en el que uno asume que morirá. No es un sentimiento trágico, sino más bien un sosiego, como lo que se experimenta cuando se llega a comprender un misterio tras muchas cavilaciones.”
Lo siento. Espero que comprendas que no me gusta Halloween.

miércoles, 28 de octubre de 2009

EL MAR


El mar, ese inmenso lugar común que inundó el mundo cuando a la naturaleza no se le ocurría nada mejor.



(Sandor Marai. La extraña)

lunes, 26 de octubre de 2009

Redes




He llevado muletas una vez en mi vida, durante tres o cuatro semanas, y por sorpresa. Ya sé: llevar muletas no entra dentro de las previsiones de nadie, es algo que nos ocurre, pero también es verdad que ante una operación quirúrgica, a uno le avisan si va a salir del hospital a cuatro patas. A mí no me avisaron, o tal vez no me enteré, que tampoco sería extraño, y lié a media familia para que me enviaran unas muletas a Zaragoza. El caso es que me sucedió como dicen que les sucede a las embarazadas, o a quien lleva un brazo en cabestrillo: desde el primer día que salí a la calle con las muletas, empecé a ver gente en la misma situación. Y aún peor: gente que me daba consejos y me contaba su experiencia.
Igual que cuando te presentan a una persona: a partir de ese momento te la volverás a encontrar con el motivo más insospechado. Será cosa de las leyes del azar que mi amigo Julio, divulgador paciente, tan bien me ha intentado explicar en un rincón de la sala de profesores del Chomón, y que por algún motivo del que habla cuando yo ya me he perdido, se aplican a la economía.
Viene esta consideración a propósito de la lectura. No siempre anda uno buscando, a veces parece que lo que lee anda buscándole a uno. Llevo tiempo dándole vueltas a todo esto de Internet (incluso busco en la red si se tiene que escribir con mayúscula o no – el corrector de mi ordenador se empeña en ponerlo con mayúscula), y le doy vueltas: hasta dónde nos puede llevar, qué pasa con los niños que se conectan por libre, cómo facilita el trabajo, el tiempo que me hace perder...
Incluso el término “la red” expresa la trabazón del conocimiento, que también nos puede enredar, hasta tal punto que comentaba el escritor Andrés Ibáñez que “Internet está produciendo una desmaterialización de la cultura”. Tela. El usuario de la red se enreda, se queda solo, se aísla, se mueve en un espacio que no es real, y corre el peligro de volverse estúpido. Esto último se lo plantea Nicholas Carr en un artículo que se ha difundido precisamente por la red. Qué le está haciendo Internet a nuestro cerebro. Sus reflexiones son interesantes: al parecer, las mismas objeciones que se ponen hoy se pusieron en su día a la imprenta de Gutenberg – no faltó quien pensara que iba a acabar con el conocimiento, que esto eran demasiadas facilidades y nos volveríamos perezosos. Y para colmo, son temibles las adicciones que crea Internet. En Estados Unidos hay programas de recuperación de personas enganchadas. Y cuestan más de catorce mil dólares. Lo encontrarás en la red, pero ojo con el tiempo que pasas ante el ordenador.
Sobre lo estúpidos que nos podemos volver:
Sobre el programa de recuperación de adictos:
(Si no los lees en inglés, busca el traductor de Google y verás quién es el estúpido)

domingo, 25 de octubre de 2009

Esto de empezar un blog es fácil (no cuesta más de dos minutos darse de alta y ver las diversas opciones). Otra cosa es mantenerlo. Este alcablog vive a costa del Alcabor, un faldón que aparece los lunes en Diario de Teruel.
Ahora me he planteado remodelarlo y crear nuevas secciones. Me gustaría hacer un hueco para palabras robadas a otras personas: siempre nos encontramos con frases escritas, a veces hace años, generalmente por desconocidos (gente que no conocemos, vamos a entendernos bien). Pero no te hagas ilusiones: no te servirán para trazar un mapa, sea afectivo, sea conceptual o ideológico. Tampoco el mapa del tesoro. Son simplemente palabras ajenas que se cruzan en mi vida, por el motivo que sea. Un periódico, una revista, un foro de Internet, un blog. ¿Qué pretendo? Que las palabras se las lleve el viento. Como corresponde.
Con el tiempo, me gustaría incorporar la pasión por las palabras. El Poliglotón. Relaciones entre palabras, lo que nos desvelan las lenguas del mundo, y la afición a buscar fósiles, auténticos mensajes de nuestro pasado que también salen a nuestro encuentro y que a veces se llevan solamente un puntapié, como hacíamos con las piedras cuando éramos pequeños. Menos mal que los zapatos Gorila y los Calzados Teruel superaban la prueba con éxito.
Ahí seguiremos.

lunes, 19 de octubre de 2009

Trenes en el paisaje




Cada vez que doy un paseo por la estación de tren de Teruel, renovada y reorganizada recuerdo que aún anda desubicada la Zorrilla y que muchos temieron por el futuro de la placa giratoria de la carretera de Villaspesa cuando comenzaron las obras del paso a nivel, verdadero bien de interés cultural que debería ser protegido por quien corresponda y que hizo temer que la piqueta acabara con ella con la discreción (nocturnidad y alevosía dirían otros) con la que a veces se ha actuado.
También recuerdo aquellas tardes fabulosas, cuando la llegada del TER, el tren que llegaba hasta ciudades tan lejanas como Bilbao, atraía los ojos inquietos de aquellos críos que esperaban la llegada del viernes para simplemente verlo venir y marcharse. Y el Correo a Valencia y a Zaragoza. Y el relato de los mayores, que contaban las odiseas (y las meriendas) que vivieron en el Chispa.
Hoy, el tren directo desde Teruel a Zaragoza y a Valencia se une al autobús directo a Madrid. Ahora toca tren nuevo, sin paradas, y de un plumazo nos tendremos que creer que el viejo problema del ferrocarril está resuelto. Al leer la noticia en el Diario (“la llegada del tren pasó desapercibida”) la semana pasada, pensé que ya estamos otra vez con los remiendos de siempre.
No hace tanto que se prometió la llegada del AVE a Teruel para no sé qué fecha, y muchos, tal vez escépticos porque lo de las infraestructuras en Teruel no tiene ya remedio, miraban sin mirar a quien lanzaba el confeti electoral, hasta que el proyecto definitivo de la línea de tren hasta Valencia confirmó las sospechas, y la alta velocidad quedó en el olvido. Se habló luego de corredores. Toma, trenes de segunda mano. Arreglo de vías, arreglo del arreglo, hasta conseguir un convenio que permite disfrutar del tren directo, a una velocidad media de 90 kilómetros por hora (de Teruel a Zaragoza en poco más de dos horas), y sin dar el servicio público a las localidades de la línea.
Pasaremos sin parar por Ferreruela, Encinacorba y Cuencabuena y me acordaré de los viajes de mi padre a Zaragoza durante la mili, cuando (leyendas de soldado veterano, seguro), daba tiempo de bajar del vagón, echar la galima, volver a subir al tren y comerse las uvas mientras el tren subía pendientes que se les hacían eternas.
Tren directo. He echado un vistazo a los libros, y muchos nos cuentan la reacción de la gente con la llegada del tren a finales del siglo XIX. Qué poco hemos cambiado.

lunes, 12 de octubre de 2009

Pactar y pagar tienen el mismo origen



La oficina de estadística comunitaria, Eurostat, ha dado a conocer un informe sobre el conocimiento de lenguas extranjeras en los países comunitarios, y los datos, como seguramente nos temíamos, a la vista de otros informes internacionales que hemos padecido, han sido decepcionantes. Son muy pocos los adultos españoles que hablan una lengua extranjera, y los medios de comunicación en seguida se refirieron al inglés, lengua sin fronteras (lingua franca es la expresión precisa) que se concibe como herramienta indispensable en el nuevo entorno que da por supuesta la movilidad de los ciudadanos europeos, sea como trabajadores, sea como estudiantes. Otra vez nos vienen a recordar que los españoles todavía no hemos hecho los deberes.
Y como me doy por aludido, tendré que dar mi opinión. Es verdad, nos cuesta ponernos a estudiar una lengua. Conozco a muchas personas que lo tienen como propósito permanente en sus vidas, y como creen que todo es cuestión de ponerse, piensan que un día lo han de conseguir. Cuestión de ponerse. Y se gastan dinero, dedican tiempo, se esfuerzan. En un faldón anterior me atreví a aconsejar al Presidente del Gobierno que diera buen ejemplo, que por cuatro perras y aprovechando los viajes y desplazamientos bien podría sacar tiempo y manejarse en inglés al menos. También hace un esfuerzo la sociedad, que lentamente va poniendo los medios para que se aprenda: colegios bilingües, cursos en el extranjero, formación a distancia. Y muchas familias hacen un gran esfuerzo económico cada verano. Algo es algo.
Pero en Secundaria, la ESO de la que tanto se habla, que tantos abandonan sin obtener el certificado, que tantos quebraderos de cabeza da por las agrupaciones tan diversas de alumnos tan variados, es la cenicienta de la enseñanza (y del aprendizaje) del inglés. Seguimos trabajando en clase con grupos numerosos (rozando los treinta alumnos en muchos grupos, vaya ratio), que imposibilitan la comunicación y la atención personalizada, elemento imprescindible en este proceso.
Por eso, ahora que nos llegan noticias de un (remoto, posible, deseable) pacto por la educación llamado a servir para más de una legislatura, habrá que pedir que la enseñanza de lenguas extranjeras sea algo prioritario. Y como tanto nos gusta compararnos con los países de nuestro entorno, pues a imitar a quienes lo hacen bien. Así, habrá presupuesto para desdobles de grupos, por ejemplo, y cambiar la ratio, con menos alumnos por grupo, y si esta vez preguntan a quienes están en las aulas, eso que ganaremos. Y ya te contaré en otro lugar que pactar y pagar tienen el mismo origen.

lunes, 5 de octubre de 2009

Te guardo una máquina de escribir




En un cuarto del Chomón conviven ejemplares del BOE, que ahora sale ya sólo en edición electrónica, y máquinas de escribir de la efepé de administrativo de toda la vida. A este paso, se podrá contar con un museo que exhiba todo lo que la informática, la Internet y las telecomunicaciones se han cargado. Y nos quieren hacer temer que también la pizarra y la tiza serán sustituidas por pizarras digitales.
Lo del conservatorio de música que comparte su sede con el centro de secundaria queda pendiente de que, de una vez, se construya el nuevo conservatorio y se termine el Chomón de la otra parte de Teruel, que no se sabe quién lo miró, que desde que alguien tuvo la idea de trasladarlo, ha ido de pena en pena. Todo empezó con el desacuerdo sobre qué parcela habría de ocupar, cuando en su momento todo era terreno sin construir ni (creo) planificar, y de propiedad pública, en gran parte.
Se dijo en su día que la indecisión era asunto político, motivado por las zancadillas del (entonces) alcalde a un proyecto emprendido por la administración autonómica (cuestión de colores). Esas palabras están en otro cuarto oscuro, el las actas de los claustros, y cuando se empezaba a entrever que la única parcela disponible era la que luego se expropió, se dijo que el instituto nunca iría junto a la vía del tren, al otro lado de la carretera. Pasen y vean: nuevo instituto sobre la vía del tren, y unos quinientos alumnos, profesorado, padres, personal de limpieza y administración habrán de cruzar una carretera que da acceso a la variante de la nacional, y sortear pasos de cebra junto a una rotonda que, cuando se acabe de construir el Polígono Sur, soportará mucho tráfico. No sé si el proyecto cuenta con pasarela peatonal, o si la salida y entrada de las clases va a estar controlada por la policía – ahora, raro es el día que lo está.
Vuelvo al primer párrafo: el museo con los ejemplares del BOE y las máquinas de escribir. Anda estos días revuelto el patio porque Microsoft va a sacar el Windows 7, y grupos de partidarios del software libre denuncian los siete pecados capitales (Windows 7 Sins) de este nuevo sistema operativo, que, de ser verdad, ponen en entredicho que sea un acierto que las administraciones educativas firmen acuerdos con el gigante de la informática y los niños se conviertan por cuenta de la escuela en usuarios de tan sólo este sistema, que, además de ir contra las leyes del mercado, nos va a obligar a usar únicamente sus programas, pagar sus licencias, y aceptar que rastree nuestras comunicaciones porque tendrá acceso incluso al número de serie del disco duro del ordenador. Guste o no guste. Me guardo una máquina, por si acaso.

jueves, 1 de octubre de 2009

Ya escampará. Seguro







Octubre. Ya escampará. Lo vi el domingo, cuando parecía a primera hora de la mañana que se nos había echado el otoño definitivamente. Al rato, escampó. No todo va a saer como en la canción de Cabrel.
Nos veremos. Espero: todavía nos quedan muchas cosas que decirnos

lunes, 28 de septiembre de 2009

vano afán


Se acaba el mes de lo que queda por hacer. Lo cantaba Luis Cernuda, que nació en septiembre: “Por este clima lúcido, / furor estival muerto, / mi vano afán persigue / un algo entre los bosques.” Pásate por la Biblioteca Pública a finales de agosto (lujo a tu alcance: aire acondicionado, libros, prensa, amigos que hace tiempo que no saludabas, ambiente relajado y amable) y verás cómo velan sus armas los estudiantes, a la espera de la oportunidad que en junio quedaba tan lejana; pásate por los quioscos y verás cómo se repite en fascículos la naturaleza humana tras los buenos propósitos que fraguó el verano al calor de las vacaciones, y observa la cosa pública, que parece volver a la vida para retomar iniciativas que durmieron en julio y agosto. No seas mal pensado, estarían reflexionando. Hasta las luces del Torico. Hasta eso.
Pasaron los conciertos y muestras del verano, siempre en el centro histórico, hay que revitalizarlo, dicen, que no parezca vacío a los ojos de los visitantes. Y el centro languidece, cada vez más, vacío, musealizado, mudo a partir de ahora, en cuanto eche la persiana el comercio. Un par de datos. Andaba viendo fotos del ensogado del fin de semana de Interpeñas, una ocasión única que permite acercar el objetivo algo más al toro, hazaña imposible el lunes de la Vaquilla, y un buen observador de lo evidente me comentó un detalle: los balcones de la plaza estaban vacíos, ajenos al latido del corazón de la ciudad. Un par de familias en casa Juderías, algo más en Pardos, en La Dulce Alianza y en Lapuente, y para de contar. Nada que ver con aquellas fotos antiguas que nos regalaba Interpeñas en su semana cultural y que tantos tenemos enmarcadas en casa como parte de la memoria de nuestra tierra.
Vinieron las motos. Dieron un paseo por la plaza (algunas, hay que decirlo, dieron dos, tres, cuatro, sin control), terrazas llenas de gente de aquí y de fuera, y balcones vacíos de nuevo. El ruido, el olor, el humo, el colorido, el brillo, habrían atraído a los vecinos de la Plaza, de haberlos. Pero volvían a estar vacíos.
Dinamizar el centro. ¿Qué pasó con el catálogo de locales comerciales vacíos? Lleva camino de quedarse en mero listado. Desconozco si se ayuda realmente a los propietarios de pisos del centro para que rehabiliten y alquilen con tranquilidad viviendas que volverían a dar vida a esta parte de Teruel. Dinamizar no es ir y venir, pasar el rato. De momento, los vecinos del centro, con que les dejen dormir, se conforman. Vano afán. Pero, muerto el furor estival, queda la luz de Teruel, preciosa, también para la fotografía, sin peligro ahora.


sábado, 26 de septiembre de 2009

Relatos del Maestrazgo


Hace tres años participé en el concurso de relatos de la Comarca del Maestrazgo (era la primera edición, este año va por la cuarta) y envié un relato que me estimaba mucho. Se titulaba Donde hoy es siempre todavía, título robado de un verso de Machado, que me dio la idea para esta breve historia.
Me decidí a enviarlo, y recibí un accésit que, por diversas razones, me supo a primer premio. Y como lo mío es petaquear (de petaca, te sonará el chiste de la petaca, venga, haz memoria), cada vez que me encontraba con Cristina Mallén (he tenido la suerte de encontrarme con ella en varias ocasiones), le insistía: va venga, publicad los relatos, va venga, publicad los relatos... No creo que haya sido por mi insistencia, pero los relatos premiados y los que han recibido mención en cada una de las tres primeras ediciones, ven hoy la luz.
Releí el mío (uf, un secreto: no leo lo que escribo), me siguió gustando (los relatos son como los perros pequeños: sólo les gustan a sus dueños), aunque ahora cambiaría algunas cosas, y descubrí que algunas de las historias son muy buenas.

Por eso recibieron premio, seguro, no se quedaron en un accesit.

lunes, 21 de septiembre de 2009

confirmado: el sol se pone por el oeste


Cuenta aquel que una de las cosas (no hay forma de que evite esta palabra) que odia del verano es hacer el pasillo entre terrazas. Si piensas que la gente te presta atención, apañado vas, amigo. Pues bien, hice pasillo en agosto con un libro en la mano, tapando la portada, como hace todo tímido molesto por las miradas ajenas, y un conocido me pidió que le recomendara un libro. Parecería un poco brusco, a lo mejor, pero respondí que no recomiendo libros sobre la marcha, y menos a la vista ociosa de la terraza. Me disculpó: era una de esas personas a las que, por el desgaste del roce diario, saludas sólo con leve inclinación del gesto y mohín, sin pararte a hablar, pero con la que cruzarás breves palabras educadas cuando te lo topas fuera de Teruel.
Revelaré el secreto. Se trataba de El espíritu áspero, lectura de verano, en sentido literal, que me hizo agotar los plazos de préstamo de la Biblioteca Pública, y cuyo autor, Gonzalo Hidalgo Bayal, entre otras cosas (palabra favorita del amigo que odia hacer pasillo por las terrazas), salpica con juegos de palabras, retos a la agilidad del lector, escepticismo y cinismo sano, a la vez que exige esfuerzo para recordar nombres, lugares y acontecimientos que los calores del verano y el espesor mental consiguiente dificultan.
El protagonista es un profesor de instituto que deja escritas unas memorias con el recuento detallado de su infancia, la historia y héroes de su tierra natal, su propia evolución personal y su desencanto final, que atribuye a la madurez. No faltan frases lapidarias en las que este lector no se detiene, tal vez por miedo a perder el hilo entre datos, nombres, lugares y reflexiones. No obstante, copié una de ellas, tal vez por mi afición a observar la puesta del sol: “El horizonte y el crepúsculo enseñan que todo cambia y nada permanece”. Una reflexión adecuada: mañana el sol se pondrá exactamente por el oeste, con el otoño todo vuelve a su sitio tras el delirio del verano.
A punto de jubilarse, el viejo profesor no puede evitar una reflexión sobre su trabajo: “Admito que enseñar puede ser agradable cuando el alumno quiere aprender, pero las nuevas pedagogías, inversas, insumisas e insolventes, entienden que aprender es agradable cuando se quiere enseñar. Me jubilo en buen momento antes de la catástrofe”. Cuando ha comenzado a debatirse lo evidente a propósito de la escuela, recuerdo que el crepúsculo enseña que todo cambia, nada permanece, pero el sol vuelve a ocultarse por el oeste, tras el delirio estacional.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Riesgo


El pasado cinco de septiembre comenzó la carrera de montaña más dura de Europa, que terminó este fin de semana. Había visto alguna vez los resúmenes de la Marathon des Sables, una prueba deportiva extrema que se desarrolla en pleno desierto del Sahara, pero no conocía la Transalpine Run, en la que los atletas han superado 230 kilómetros en ocho días, con desniveles de vértigo que prueban la capacidad de resistencia de cuerpos preparados para rendir muy por encima de sus posibilidades, y cuyo sufrimiento era patente día a día.
El aparente sinsentido de un deporte en el que el afán competitivo queda en segundo plano, dada la dureza de su desarrollo, me ha hecho recordar a Óscar Pérez, el montañero que desapareció en el monte Latok II, en el corazón de la cordillera del Karakorum, Pakistán, que hizo vivir momentos de dolor no sólo a quienes aman la montaña o el deporte en general, sino a todos los que presenciamos día a día el dolor y la frustración de quienes intentaron rescatarlo de manera infructuosa y regresaron a nuestra tierra con la desolación propia de un aparente fracaso, aunque uno de los miembros de la expedición de rescate se consolaba diciendo “no hay más reflexiones que la muerte de Óscar. Es lo único que hay claro en todo esto. Lo demás, se ha hecho todo lo que se ha podido y no se ha podido hacer más."
A mi entender, estas prácticas muestran un misterio más del ser humano. Por qué asume (unos pocos, ya lo sé, los demás lo vemos todo desde la comodidad del hogar que nos protege, esa es otra faceta de la humanidad, una especia de aurea mediocritas), por qué acomete esfuerzos baldíos, condenados al fracaso a la mínima que cambien las circunstancias, riesgos que pueden resultar fatales, retos increíbles. Algo tendrá que ver con la naturaleza humana, con nuestro origen, cazadores recolectores que migraban de un lugar a otro buscando una vida mejor, o simplemente expulsados por el afán territorial de un vencedor que nos obligaba al exilio permanente. No lo sé. En los años setenta nos criamos salpicados por las imágenes en blanco y negro de hazañas y accidentes de César Pérez de Tudela y sus historias y su voz modelaron el mapa sentimental de toda una generación. No lo sé, tal vez la audacia roza la locura. La montaña, madre en algunas culturas, también es traidora. Y quienes la aman lo saben. Y como el lenguaje es parte de lo más profundo de nuestro ser, quizá ande por ahí escondido el origen de la palabra riesgo: viene del árabe rizq, “lo que depara la providencia”. Pero estoy seguro de una cosa: Óscar descansa en paz.


lunes, 7 de septiembre de 2009

Escucha, Euclides




Si me has acompañado alguna vez a los Amanaderos, al Molino de las Pisadas o a Palomera, recordarás que mi capacidad de orientación, en caso de existir, es nula, y que quienes me tuvieron que enseñar a escribir en aquellos tiempos en que ser zurdo sin duda era ser raro, atribuirían a problemas de lateralidad, digo, de haber estado entonces de moda semejante problema. Por eso, alguien me ha dicho, me gusta patear las ciudades que no conozco: damos tantas vueltas para ir al mismo sitio, un día y otro, que acabamos conociendo lugares recónditos que se negarán al visitante ocasional pero eficiente, porque está visto que la línea recta será la más corta, pero nunca la más entretenida. Me pasó también en Santiago (venga, te cuento el chiste que oí ahí: “¿Dónde trabajas? – En Santiago. - ¿y de qué? – Hombre…, ¡de Compostela!), donde el tópico me abandonó y no conseguí ver una nube ni disfrutar de eso que dicen que se siente en contacto con la lluvia en Galicia.
Pues bien. Viene esto a cuento a propósito de las vueltas que di el otro día (día indeterminado que algunos tomarán por falta de consciencia o más bien conciencia del tiempo, además de ignorancia espacial que mencionaba más arriba), mientras buscaba por el Polígono las instalaciones de la ITV. Me detuve ante lo que me parecía fruto de una incipiente insolación, al ver en un almacén municipal las estatuas de la Glorieta, sí, las de la fuente de antes de que el lugar se convirtiera en techo del parquin, como me dijo un día aquel amigo de la época escolar que abandonó Teruel poco antes de empezar la universidad y que volvió un día a hacer ejercicio de nostalgia. Le gustó Teruel, pero echaba de menos la Glorieta de entonces, que a él y a todos nos parecía muy grande, aunque no tan buena como aquella de la arena, templete, y circuito de karts.
Se echa de menos un concepto de ciudad que guíe la mente de quienes están (digo yo que estarán) comprometidos con ella, más allá del juego político. Ya resulta un tópico hablar de obras emblemáticas sin sentido, o con doble sentido, de la dinamización del centro histórico y de su limpieza, de la cantidad de locales comerciales y pisos vacíos que ven pasar el tiempo camino de alcanzar una situación insostenible porque esto no acaba de arrancar, de proyectos de papel olvidado, sean centros culturales o parques inmensos. Que viajen. Que vean lo que se está haciendo por ahí. Que pateen ciudades. Que den vueltas y vean, que vuelvan con ideas. La línea recta es la más corta, no la más entretenida.

lunes, 31 de agosto de 2009

DESCONCIERTO


Empieza el curso dentro de unos días, no lo impedirán decisiones de última hora que aconsejen dejar a los escolares en casa, al precio de poner patas arriba la organización personal y familiar y de hacer temer que la gripe en serio – no me atrevo a recordar ahora al ministro de mi adolescencia que trivializaba sobre el síndrome del aceite de colza tóxico diciendo que se trataba de un bichito tan pequeño que si se cae se mata.
Sí, septiembre señala el regreso a la vida normal, hayas trabajado o no en agosto, te hayas alejado o no del entorno habitual. A la humanidad (Pérez Reverte, en su cruzada contra la corrección política me cruzaría la cara por no decir “a los humanos / a los hombres”: lo siento, trataba de apelar al interior de nuestro ser, sin afán de corrección, uso poco nombres abstractos asexuados o desgenerados y nombro con el género masculino plural por virtud de la historia de las lenguas romances, oiga que hablamos la lengua de Cervantes), decía, a los seres humanos, nos gusta contabilizar el tiempo y dotarlo de algo de superstición y fetichismo que de alguna manera nos ayuda a encontrar un sentido que sustituye al que antiguamente aportaba el ciclo de las estaciones, de las cosechas o el mismo santoral, ahora que ya hay naranjas todo el año y San Rafael ya no es el 24 de octubre. Pues bien, comenzamos el curso con muchos frentes abiertos, el camino es inseguro, hasta tal punto que andamos desconcertados: hemos perdido el concierto, la seguridad de que el orden, la composición en que vivíamos, se turba o se deshace, y no tenemos muy claro hacia dónde tirar.
El alcance de la gripe (ya nadie se fía de los políticos/gestores/optimistas o pesimistas según su posición en la vida pública), la verdadera dimensión de la crisis económica (y social, con el sistema educativo hecho unos zorros y una generación más desorientada que nunca, nadie cree en los JASP), el cambio climático, los desajustes aquí en España según en qué comunidad autónoma (mala relación de vecindario, como si en urgencias deseáramos saltarnos la cola según nuestro origen o nuestra renta, cuando ahí no se atiende ni siquiera por orden de llegada, sino en función de la gravedad del mal que padecemos…).
Día a día, ya lo sabes. De momento, observas el desconcierto y procuras no perder el paso. Y a ver por dónde tira este curso. Septiembre, uno de mis doce meses favoritos.

lunes, 24 de agosto de 2009

game over




No sé si será verdad que en agosto no pasa nada, pero el caso es que siguen apareciendo noticias, pocas de ellas buenas, y la política ha alcanzado voltaje de ruptura, así que no ha hecho falta alargar el culebrón de los fichajes de futbolistas para llegar al final de la temporada calurosa y seca que estamos viviendo, para regocijo de muchos y lamento constante de otros tantos que no encuentran el tiempo ideal. El caso es que el otro día recogí en el coche a un viejo conocido que andaba en plena solana a mediodía, contra su costumbre, y como por lo visto lo que yo le contaba carecía de interés (tampoco me sorprendió), se puso a hojear un periódico viejo olvidado en el asiento de atrás, con el mismo interés que si se tratara de un ejemplar del día. Toda una demostración de lo relajado y atemporal que puede ser el verano.
Pese al vacío ocioso, al volver de unos días de vacaciones, se da uno cuenta de que por mucho que haya creído desconectar, no ha hecho más que una pausa que no ha interferido en el funcionamiento del mundo que le rodea. Basta echar un vistazo a la prensa de los días en que nos creíamos haber salido de órbita. Paréntesis: los precios, en general, por ahí, andan desorbitados, no sé si lo de la crisis va en serio o no.
Y el regreso a la ciudad nos devuelve a lo que se repite cada año. Obras en pleno centro que hacen el acceso molesto a los habituales, imposible a quienes nos visitan y no saben interpretar este paisaje confuso, un carril del viaducto nuevo cortado que dificulta la circulación, las obras de las aceras del Ensanche, ruidos (acaso un concierto de rock en plena plaza del Seminario no sea lo mejor, habiendo como hay otros lugares que no molestan a nadie). En fin, el solfeo del verano del que ya hemos hablado tantas veces.
Vuelta de las vacaciones. Ah, por cierto, muy buenas. Desconectas del día a día, haces kilómetros, te cansas, hace calor, hay mucha gente en todos los sitios de interés que deseas visitar, añoras la vida ordinaria, pero muy bien. Hay que hacer una pausa, y no pretender que el mundo alrededor se pare también. Y no necesitas ir muy lejos, ni buscar destinos exóticos, ni pretender ser viajero en vez de simple turista. ¿Qué si he traído algo? Sí, esta vez algo de comer, que es lo que más te agradecen cuando vuelves. Y lo mejor, los que no te han echado de menos, buena señal.

viernes, 21 de agosto de 2009

gradas

Oído ayer por la tarde, en la Plaza del Seminario. Verdad de la buena, sin trampa ni cartón:


- Las entradas de sombra son gratis.


- Desconfíe de las invitaciones, si los asientos son numerados.


- Me he dejado en casa las gafas de lejos, deme una entrada de árbol


- Si las hojas le impiden ver el bosque...

- Quien a buen árbol se arrima...

- El centro de Teruel tiene cuatro árboles y encima molestan.

- Aún vendrá el municipal a multar a los que han puesto la grada.





lunes, 17 de agosto de 2009

LEO. ES VERANO


El verano nos tiene acostumbrados a (desear) buscar tiempo para leer, y no faltan recomendaciones para este tiempo de ocio (sí, quien lo tenga, ya sé), que parece que se ha de nutrir de esos libros que se nos han resistido durante lo que nuestra memoria aún anclada en el mundo escolar llama el curso, cuando las diversas tareas surgen y se amontonan hasta dar al traste con los propósitos que vamos haciendo en ocasiones señaladas.
El libro de moda o el sugerido en conversaciones intrascendentes que se alargan en cualquier rincón, lo que el amigo llamará un buen capazo, nos esperan, y hay quien se apunta a lo que cuenta Sandor Márai de un autor del XIX: no leía libros publicados hacía más de cincuenta años, el tiempo que se necesitaba entonces para que el contenido sedimentara en el libro. Para nota, ahora medimos el tiempo con otro rasero, seguro.
Un libro que aguanta en espera paciente es una buena elección, aunque uno puede acabar pensando que lee por obligación, si no es por orgullo. También se pueden ojear las listas sesudas de libros del verano, eso sí, con la sospecha de que quien las hace tal vez nos los ha leído todos, y se habrá dejado llevar por intereses de todo tipo (periódicos y revistas tienen dueños que tal vez también posean editoriales, así son las cosas).
Los docentes no nos cansamos de recomendar la lectura. Cuando nuestros alumnos se enfrentan al temible comentario de textos, les animamos a leer. ¿Libros? No es mala idea. La prensa deportiva también trae buenos textos y artículos de opinión, gran exponente de las virtudes (y miserias, muchas veces) de la escritura. Y las revistas de motos y coches, ni te cuento. El caso es encontrar algo que atraiga.
En verano, leo. Y me dejo llevar del azar a la hora de elegir. Un libro lleva a otro, seguro. Si hablamos de lo que leemos, nos hablarán de otros libros. Creo que lo dice Azorín en La isla sin aurora: "el azar nos trae lecturas insospechadas”.
Y nos hace recordar la pequeña historia que se esconde detrás del hecho de leer un libro concreto. A mí me pasó con Pequeño Caín, de Ignacio García-Valiño, a quien tuve la suerte de poderle contar brevemente, en una visita del autor a Teruel, mi experiencia de la lectura en cadena de su relato de las andanzas de un “perverso multiforme”, que desembocó en una historia que a él le pareció entrañable.

lunes, 10 de agosto de 2009

VAGABUNDO



Cuando preguntan por tu música favorita, tu autor preferido o la dedicación que mayor deleite te proporciona en tu tiempo libre, no sabes qué contestar. Simplemente necesitas ese mínimo tiempo para pensar, andas disperso, y las preguntas a bocajarro (como cuando te hacen encuestas telefónicas a las que respondes porque eres persona educada que rara vez cuelga el receptor de golpe) te pillan desprevenido.
Si me preguntan por mi deporte favorito: caminar. Un quehacer que se justifica entre las limitaciones físicas y la prescripción facultativa, quizá una excusa de la pereza que evita la prisa, el afán competitivo o la preocupación por alcanzar una meta..
Caminar sin rumbo. Vagar, que según venga del latín VACARE o VACARI será estar ocioso, o bien caminar sin rumbo, acepción que prefiero y a la que me refiero, aunque ésta algo tiene que ver con la primera por lo que supone de lentitud, pausa y sosiego.
Me viene a la cabeza un poema anglosajón de mis primeros días en el Colegio Universitario, que acababa entonces de perder los estudios de Geología en virtud de un de la eficacia y de la eficiencia, y que miraba siempre hacia la Diputación Provincial.
Un poema escrito en inglés antiguo, decía, The Wanderer, que traducíamos como El vagabundo. Manuel Górriz y su tesis sobre Edward Albee, María Dolores de Lengua, María Dolores de Literatura, Micaela y Leonard Cohen, Rafael Lorenzo y Ernst Cassirer recortado y pegado a modo de caleidoscopio sobre folios que dudaban de nuestra misma existencia, acaso fruto de nuestra imaginación, Pepe Castañé, maestro de la etimología capaz de relacionar TIGILUM con , sus escenas de la historia de Roma, siempre a lomos del Seat 133… Vicente y Joaquín, conserjes que daban puntualmente la hora, borraban la pizarra y cargaban la caldera de carbón, fallecidos recientemente, y Antonio Gargallo, recién licenciado de la mili.
Pues bien, en aquellos días (de lectura fecunda, suena a frase gastada, lo siento), descubrimos que en el poema el vagabundo retrata el estado de su alma: “en la oscuridad de la tierra, y me alejé desolado,/ surcando las espesas olas y triste por la pérdida”.
Desolado, así ha quedado el paisaje tras los incendios: sin sol, triste, inhóspito, desierto. En inglés antiguo, el poeta utiliza la palabra wintercearig: triste como el invierno. Así se muestra la tierra hoy a aquel viajero errante que paraba el coche en lo alto de Majalinos y pasaba un buen rato de pie, quieto, con la pausa y sosiego que necesitaba para escuchar el murmullo del viento que vagaba a su alrededor.

sábado, 8 de agosto de 2009

remontando


La imagen es de la semana pasada, del jueves, día de mercado, cuando seguramente muchos veraneantes se acercan a Teruel a comprar,pasear por las calles y hacer alguna visita turística. Y por este motivo, me alegré. Los datos del mes de julio eran mal presagio, así que es buena señal encontrarse con el cartel de "completo" en el parquin de San Martín.

A ver si agosto se porta.

martes, 4 de agosto de 2009

Teruel Punto Foto - Horarios de las exposiciones


Todavía no las he visto todas, pero los amigos de la SFT me han enviado los horarios de las exposiciones.

“Premios Nacionales de Fotografía” Colección Alcobendas

Museo de Teruel en horario de apertura al público



“El sueño de los objetos” de Chema Madoz

Claustro del Obispado en horario de visita turística



“Deseo” de Juan Manuel Díaz Burgos

Sala de la Muralla del Gobierno de Aragón todos los días de 19:00 a 21:00 horas



“El Valle invisible” de José Mª Diaz-Maroto

Sala de la Escuela de Artes y Oficios todos los días de 19:00 a 21:00 horas



“Tiempo detenido” de la Real Sociedad Fotográfica de Zaragoza

Claustro de San Pedro durante la visita turística a los Amantes.



“País de Octubre” de Andrés Fernández

Sala de la Logia del Museo de Teruel en horario de apertura del museo.



“Mundos soñados” de Pilar García Merino.

Sala de la Cámara de Comercio todos los días de 19:00 a 21:00 horas



“Tortugas” de Daniel Zolinsky

Torre del Salvador en horario de visita turística



“Windows” de Ángel J. Torres

Sala del Seminario todos los días de 19:00 a 21:00 horas



“We are family” de Luis J. Joras

Caja Rural de Teruel visitable desde el exterior.



“Latiendo al compás” de Uge Fuertes

Biblioteca Pública en horario de apertura al público



“El silencio” de Dámaso Aguilar

Torreón de Ambeles todos los días de 19:00 a 21:00 horas y otros horarios



“Espacios” de Nacho Navarro

“Olvido y soledad” de Josebey

Fonda del Tozal en horario de apertura de bar



“Colores de Ibiza” de Sara Torres

El Pecado de Eva en la plaza del Torico en horario de apertura del bar.



“Solos y duetos” de Ramón Palacín

Pub de la Torre en la cale del Salvador en horario de apertura del bar.



“Retratos de Teruel” de la Sociedad Fotográfica Turolense

En 115 escaparates del Centro Histórico


lunes, 3 de agosto de 2009



Escribe hoy en Diario de Teruel Luis Torrijo una tribuna de opinión que no debería pasar desapercibida en estos momentos, en los que tantas cosas se han dicho a propósito de los incendios y de la política medioambiental que, a los hechos me remito, deja mucho que desear. Gente como Luis, entregada y batalladora, tienen mucho que decir. Desde aquí, mi agradecimiento a Luis, persona trabajadora, constante y tenaz, y los mejores deseos en su tarea de sacarnos de la modorra.
Como no creo que se pueda leer aquí, lo suyo es acudir a
http://www.diariodeteruel.net/ de hoy 3 de julio, y leerla despacio.

CON MARCA DE TERUEL



Se traslada estos días la sede de la Comarca de Teruel a su nueva sede. Doy fe, hace tiempo que no hay andamios, está todo muy limpio y muy bonito, se ve entrar y salir gente. Además, anduvo por allí el furgón de las mudanzas no hace nada.
Durante su (larga, sí) renovación y puesta a punto, se ha acercado mucha gente, de Teruel y turistas que buscan rincones apartados, atraídos por la belleza de este edificio singular que pasó de manos privadas a administraciones diversas, y al que la generosidad de la inversión pública ha rescatado de la condena del olvido, la suciedad y el abandono. En poco tiempo, la calle Temprado, uno de esos nombres que componen el mapa mudo de la historia de Teruel, y que difícilmente escribe bien quien allí envía cartas, paquetes o envíos de cualquier tipo (hemos visto Templados, Templado, Tempado, Temprano…), se ha poblado de entidades que la han dotado de un movimiento desconocido en otras calles estrechas del Teruel viejo. Salidas del parquin, televisión autonómica, sede de la comarca, policía municipal, aunque el edificio del conservatorio pervive como un fantasma acosado por la amenaza de ruina y suena su alma dispersa por las instalaciones del Chomón y de La Arboleda.
En el alero de madera satinada por la inmundicia de las palomas que todo lo ven, hace diana en el caminante el descorrimiento de su relajo. Decía un habitual de esta calle (trabaja justo dentro del alcance de la puntería de los equilibrios siniestros de las palomas) que no hay que preocuparse: lleva muchos años trabajando allí, y las palomas sólo han herido su dignidad, que la superstición bondadosa asocia al presagio de buena fortuna, cada medio año más o menos. Y ahí siguen, símbolo eterno de democracia orgánica, acribillando a todo el que pase, alfombrando el suelo que pisamos y tal vez dichosas porque ya han descubierto (son seres de altas miras) que la cantidad y la calidad del paño que deambula por la calle irá a más, y es corredor estrecho, garantía de blanco certero.
Temprado, artillero destacado por sus grandes servicios en la lucha contra los carlistas y condecorado con la cruz blanca del Mérito Militar, hace honor a su nombre, que algo tiene que ver con templado (de hecho temprado no es sino el baile de una consonante en una grafía antigua). Templado: valiente con serenidad. Y no te preocupes, a la Comarca, con marca. No sé si cada seis meses, a ver si resulta que se equivocó la paloma.

lunes, 27 de julio de 2009

Mapa mudo




Son tantas las virtudes de los paseos urbanos, que cualquier cosa que se diga a propósito del caminar sin rumbo fijo y sin prisas por los rincones de cualquier ciudad, resultará lugar común, camino transitado y gastado que hará que cualquier comentario no deje de ser una obviedad.
Con la llegada de la democracia al mundo de la fotografía, que estos días podemos disfrutar con motivo de la segunda edición del festival Teruel Punto Foto, tras el desarrollo increíble de la fotografía digital, es fácil mantener el recuerdo de cualquier paseo. (Caigo en la cuenta, existe un matiz: sigue siendo dedocracia, las fotos se siguen haciendo a dedo, aunque no falta quien maneja disparadores infrarrojos que permiten evitar el mínimo movimiento de la cámara al disparar).
Y quien salió a caminar sin destino encuentra un lugar en el espacio virtual donde publicar las imágenes que el paseo le ha sugerido. Lo hacen los usuarios de los blogs, los ciberdiarios que han proliferado últimamente y que hacen que la publicación de una noticia o una opinión sea (aparentemente) más flexible, porque el lector puede participar en tiempo real (curiosa expresión, desconozco si existe un tiempo irreal o virtual).
Con otra intención, el propio Diario de Teruel ofrece la posibilidad de registrar la mirada ciudadana, un foro de denuncia más o menos velada, que (a veces, lo positivo se entiende por lo general como una obligación, y rara vez se expresa agradecimientos) también recoge aspectos positivos de la realidad que nos rodea.
Las imágenes hablan por sí mismas en una ciudad que con el paso del tiempo hace y rehace su patrimonio pero que se ha convertido en mapa mudo de su propia historia, como si aquí no se supiera qué ha ocurrido antes. Muchos monumentos carecen de una explicación, unas líneas breves que expliquen a propios y a extraños quién era ese señor, qué hay detrás del nombre de aquella calle, quién realizó tal escultura, quién vivió o nació en tal edificio, y demás. Con un poco de información, el mapa de la ciudad dejará de ser mudo, pasará a ser significativo, y el paseante anónimo tendrá una idea de conjunto: disparará apuntando.



jueves, 23 de julio de 2009

FUEGO



El fuego devora la tierra y hoy ha terminado con la vida de una persona muy apreciada en Teruel.
Aquí al lado esta vez, se adivinaba el humo en la lejanía. Qué miserable se sentía aquella amiga: "parece que las desgracias tienen que pasar cerca para que les demos importancia o nos impresionen".
Furia en la naturaleza, precariedad de medios, promesas, viento que todo lo puede y se ríe de nuestra prepotencia.
Me gustaría ser capaz de escribir un poema o una oración.
Que alguien haga callar a este viento que nos está matando.
Dime, dónde estás cuando la fatalidad nos rodea, tú que hablaste como viento impetuoso.

lunes, 20 de julio de 2009

TEDETÉ


Cómo te explico yo ahora que esto de la tedeté no es cosa de comprar un mando a distancia más que seguramente no sabrás dónde meter y que no encontrarás cuando lo necesites, hasta tal punto que me digas lo bien que estabas tú en los tiempos de los discos dedicados y del UHF, que por enésima vez me recordarás que así era como llamabais en la mili, ese servicio militar obligatorio que os sacaba de vuestra vida, a los calzoncillos que os dieron en aquel CIR desolado a los reclutas recién llegados y bien pelados cuando el temor a la primera noche lejos de casa de los vuestros se os echó encima repentinamente entre los vapores de aquella borrachera que no hubieseis deseado agarrar.
Y las sesiones de cómo-funciona-esto (y qué pequeños tiene los botones y las letras escritas en inglés, siempre en inglés) te han llevado de un lugar de tu memoria a otro. Nos reíamos cuando recordabas a la abuela, que se sentaba frente a la lavadora automática recién estrenada y veía pacientemente sus programas enteros, siempre el mismo capítulo repetido, desde el prelavado hasta el mareo centrífugo del último aclarado, un día tras otro, maravillada ante el advenimiento ansiado de la comodidad que por fin llegaba a su casa, ella que recordaba una y otra vez los fríos que había pasado arrodillada fregando en el río junto al Puente de Hierro, unas veces para su casa, otras veces para otras casas, por unos céntimos, vaya miseria.
Muchos canales nuevos. Dices que algunos no sirven para nada, insistes que se parecen mucho unos a otros, y me confirmas que tú no necesitas tanto, que mucho adelanto no será, si por ver el fútbol vas a tener que pagar, y vuelves a recrearte en aquellos plantones vespertinos en las Cuatro Esquinas, frente a los escaparates de Televox, cuando la euforia de los éxitos deportivos aportaba a vuestra existencia el calor que a todos negaban aquellos inviernos tan fríos dentro y fuera de casa.
Que sí, que se ve mejor, que se oye mejor, que tú no necesitas ver las series o las películas en inglés, que ya tienes radio, que te da lo mismo que se escuchen por la tele emisoras nuevas de las que no habías oído hablar siquiera. Que sí, que lo que quieras, pero ya tenemos encima de la mesa otro mando a distancia que no creo que vaya estar a mano cuando lo necesite.

sábado, 18 de julio de 2009

Armageddon



Siempre he sido muy malo al ajedrez. Creo que algo tiene que ver con la falsa sensación que tenemos las personas aparentemente tranquilas que no sabemos parar, y nos parece que hacer es equivalente a moverse, y no soportamos sostener la mirada pensando cómo vamos a reaccionar.
Afortunadamente, el azar de las lecturas me llevó hace nada a leer Querido Caín, una novela de Ignacio García-Valiño, que entre otros descubrimientos, me ha proporcionado la oportunidad de regresar al mundo de los escaques, toda una manera de ver la vida.
La lectura de las andanzas de este perverso multiforme que relata el autor de la novela, un estudio psicológico tan desconcertante como desconcertado que me atrevo a recomendar, coincidió con las partidas simultáneas de ajedrez que tuvieron lugar durante las Ferias de Teruel previas a la Vaquilla, la fiesta ahora ensombrecida por el debate que se ha abierto en la ciudad de Teruel a propósito de las celebraciones del sábado, la puesta del pañuelico, el alud de gente que desconoce la fiesta, la locura de las barras, la suciedad y demás.
Esta mañana traía de nuevo el Diario de Teruel cartas de ciudadanos, algunos con opiniones ciertamente cualificadas. Desconozco si se puede cuantificar cuántas personas respaldan una carta aparecida en un periódico (hace años decían que cada carta correspondía estadísticamente con la opinión de mil personas, pero todo ha cambiado mucho en el mundo de la comunicación, así que seré prudente), pero pienso que se debería abrir algún foro ciudadano donde se pudiera aportar ideas, realizar críticas, y, en definitiva, cambiar esta situación.
Vuelvo a las partidas simultáneas. El Alcalde de Teruel se ha mojado y se comprometió a solucionar el problema que se le ha planteado, aunque éste no es nuevo, ni tenga que ser la autoridad municipal exclusivamente quien lo resuelva. Como don Miguel Ferrer es aficionado al ajedrez, le toca jugar Armageddon – copio de por ahí: una partida en la que el Blanco tiene que ganar la partida, pero en la que el Negro sólo necesita tablas para ganar. El Blanco tiene más tiempo que el Negro: existen discrepancias sobre los tiempos, pero en los Campeonatos del mundo de la FIDE, las Blancas tienen seis minutos y las Negras cinco.
Ah, y si no, siempre nos quedará Armageddon, la película de Bruce Willis, no sé, no sé.

martes, 14 de julio de 2009

Paréntesis


Es martes.
Habrá a quien (si es que hay alguien que) lea estas líneas, si no vive en Teruel, el sur de Aragón, tal vez le parezca un aviso extraño. He salido a las once de la mañana con el coche, y me ha dado la impresión otra vez de que el servicio de limpieza ha funcionado mejor (mejor es un comparativo, el término de comparación es el funcionamiento de este servicio en años anteriores). La Ronda, intransitable: suciedad, se estaban desmontando peñas que ocupan un carril de la calzada (una de las vías fundamentales de acceso al centro histórico, estoy hablando de las doce de la mañana), y que colapsan la vida ciudadana desde mediados de la semana pasada.
Y estos días de fiesta han pasado cosas en el mundo. El G-8, unos tristes sanfermines, con cuyas imágenes se cebó la televisión (de este morbo hablamos en alguna de las comidas de El Puchero), la muerte de un bebé por un error en un hospital de Madrid, la aprobación de los presupuestos de las comunidades autónomas, se ha hablado de la autovía que unirá Monreal del Campo con Alcolea del Pinar, no queremos que se olvide la A40 hasta Cuenca…
Aquí, la realidad estaba entre paréntesis, un año más. Y a ella regresamos, por eso aviso, es martes.
Se volverá a discutir un año más sobre los ajustes que necesita la Vaquilla… barras, música, horarios, limpieza, ordenanzas ciudadanas. Nos contó el Alcalde en una terraza (se nos agregó mientras esperaba a que lo entrevistara la televisión autonómica y se acercó donde vio gente conocida para matar el rato y no morir achicharrado), que del año próximo no pasa, que se cumplirá la legislación vigente, y que todos saldremos ganando. De acuerdo, alcalde: no te olvides, lo que se promete en fiestas, a la sombra de una terraza que te cobija, es palabra de honor.
Es martes. Tus músculos seguramente te lo estarán recordando. Nos volveremos a ver el año que viene, y a lo mejor no nos tenemos que hablar a gritos.

lunes, 13 de julio de 2009

hilvanado


Hoy, Lunes de Vaquilla, cuando el Ángel de la Plaza hace ya varios días que nos abandonó para disfrutar de sus vacaciones y va a ser difícil comprar la prensa en la ciudad asediada, te felicito por haber sido capaz de encontrar el Diario, o al menos por el interés que has puesto por conseguir este ejemplar, que ya sabes que en la Vaquilla este periódico se acaba pronto. Y no sólo por la cantidad de fotos que trae de los festejos del domingo.
Me contabas (lo habías leído por ahí, pero siempre dices que no recuerdas dónde, como aparentando que lees mucho, tú sí que sabes) que ahora que se puede consultar todo en Internet, tú has vuelto a la pasión por el papel impreso de los diarios. Aseguras que en la red lees sólo cosas relacionadas con lo que estás buscando, y que te apetece encontrarte también con noticias que no esperabas y de paso saludar a la gente por la calle. También al Ángel de la Plaza.
Siempre he pensado que esta de hoy es fiesta dada al recuerdo y a la melancolía, aunque sólo sea porque se acerca el final, o porque ya andas cansado y somos así de puñeteros, siempre pensando en que se va a acabar si lo mejor todavía tiene que venir esta tarde. A mí, me pasaba con los permisos de la mili, que aún no habías dejado el petate en el suelo, cuando ya varios te habían preguntado cuándo te ibas a marchar.
Por eso, me acuerdo de aquel amigo que se tenía que incorporar a su nuevo destino profesional (ya sabes, Teruel, tierra de paso de funcionarios, punto hasta entonces desconocido, ya suena a tópico) un martes de julio, pero como persona previsora que es, decidió venir un lunes, “así sabré dónde tengo que presentarme, calculo el tiempo que me va a costar ir de un sitio a otro, y no me llevaré sorpresas de última hora”, sin saber nada de lo que pasaba aquí. Imagina. El caso es que Teruel le gustó, echó raíces y anda lejos de nuevo, pero tiene parte de su corazón aquí (te lo voy a decir: se le quedó entero aquí), aunque no sé, nunca se lo pregunté, si acabó de entender estos días de fiesta.
Lo digo con frecuencia, hoy no pienses mucho, que queda lo mejor. Y si no lo ves en vivo, porque te quedas en una peña o porque prefieres que te lo cuente Aniceto, tampoco es mala elección. Feliz día.

miércoles, 8 de julio de 2009

Teruel Punto Foto




Me acaba de llegar un correo de la Sociedad Fotográfica Turolense. Pronto se verá por las calles de Teruel el catálogo y el cartel anunciador de los actos que se celebrarán.
Un plan muy interesante, todo un reto que añade frescura a estos días de verano, y que dice mucho de la capacidad de organización, de la imaginación y de la intrepidez (sinónimo de locura tantas veces) de estos amigos.

lunes, 6 de julio de 2009

GIGANTES Y CABEZUDOS





Me cuenta el amiguico, siempre se repite, su repertorio es cíclico, como el contenido de un faldón, que la gente de Teruel capital se encuentra en la calle cada cierto tiempo, con motivo de fiestas, religiosas o seculares, centenarias o nuevas, y que el resto del año andan todos como desaparecidos. Y algo de razón tiene este ideólogo urbano.

Se ha pasado el tiempo volando, comienza la semana de ferias un año más, y quienes vivimos en el centro histórico - especie en peligro de extinción, decía alguien cuando se empezaron a cerrar calles con jardineras y con cadenas de eslabones traidores - conocemos la intrahistoria de la fiesta; la vemos, la oímos, disfrutamos de ella, y vamos aprendiendo a adaptarnos a sus virtudes y a sus defectos, sin perder la esperanza de conseguir que un día se logre el equilibrio que se va logrando alcanzar en otros lugares. Y el equilibrio, que el diccionario define como “situación de un cuerpo que, a pesar de tener poca base de sustentación, se mantiene sin caerse”, se logra con la ayuda de todos, sin que unos carguen sobre ese cuerpo inestable más de la cuenta.

En determinados lugares (no te inquietes, es ciudad de capazos) está mal visto reconocer que el diseño urbano mismo de la ciudad de Teruel - la falta de árboles es nada más que un ejemplo - está condicionado por los tres días de fiesta (en realidad no son tres, hay que echar bien las cuentas), y parece que pedir que de una vez se controle el volumen de las barras de las calles es de mal espíritu festivo, y no faltará la opinión autorizada que pida a quien se muestre partidario del control de quienes mean, cagan, ensucian, molestan o no respetan horarios ni volumen de altavoces, que si no le gusta la Vaquilla, que se vaya esos días. Difícil equilibrio, es verdad, sobre todo cuando la afluencia de gente es masiva, especialmente del sábado al domingo, al que no creo que la ciudad deba renunciar, a base de retrasar una decisión de año en año, como ha ocurrido una vez más.

En fin, todos pensamos lo mismo, seguro. Y quien se vaya, hace bien, si la fiesta, o esta fiesta, así como es, no le gusta, o si aprovecha para descansar, que tampoco es mala cosa. Uf. Releo lo que he escrito, y veo que el Alcabor tiene hoy algo de sermón. Me voy a ver los gigantes y cabezudos, y el lunes que viene, si nos encontramos, te contaré lo que me emociona de estos días.