miércoles, 29 de abril de 2009

Un buen prospecto









No sé (o más bien desconozco) si uno de los rasgos definitorios de la personalidad humana es la costumbre de leer (o la de no leer) los prospectos de los medicamentos que se nos prescriben, a veces en breves minutos y tras una espera más o menos resignada durante un buen rato hasta que alguien ha leído nuestro nombre, uno más de una lista que parece interminable.

Por eso, seas o no de ese tipo de personas precavidas o más bien tranquilas, me atrevo a recomendar la lectura de un libro que tiene mucho que ver con un buen prospecto, porque aprender un idioma, inglés en este caso, es un proceso largo no exento de problemas, dificultades, efectos secundarios e incompatibilidades que habremos de tener en cuenta.

Se trata de El laberinto del idioma inglés, de Delfín Carbonell Basset, lexicógrafo y filólogo conocido por sus diccionarios temáticos sobre la lengua española, fraseología, refranes y binlingües español-inglés. Me encontré hace escasos días con la reseña que hizo el periodista José María Carrascal, quien en su momento hubo de vivir en Estados Unidos y pelear con la lengua inglesa, y por lo tanto me parece la suya una opinión tan útil o más que el consejo que siempre nos da alguien en la cola del médico, cuando se nos escapa decir por qué estamos allí y nos asedian preguntas que nosotros no nos plantearíamos nunca a hacer.

Me atrevo a hacer dos cosas. Una, aconsejar la lectura del libro, y otra, copiar algunos de los comentarios de Carrascal, en vista de que a él le sentó bien tener en cuenta todo esto cuando inició su tratamiento, y esto de la automedicación no parece que funcione.

- Vierte (el autor) sus experiencias como filólogo y como profesor de inglés, idioma enigmático donde los haya, ya que a una gramática sucinta, una sintaxis complja, añade una fonética endiablada (reconócelo, has sentido esto mismo en la cola del ambulatorio cuando el entendido de la cola te ha contado una experiencia propia o ajena). Desconfianza, de entrada.

- Hablarlo mal lo hace cualquiera. Hablarlo bien, muy pocos, incluidos los angloparlantes. (Siguen las contraindicaciones del prospecto)
- Carbonell hace el más esquemático resumen del inglés que haya visto, al que añade cuarenta y cinco cuestiones básicas que deben saberse sobre él. (Suena a la Posología de la que hablan los prospectos, esto se anima)
- Arremete contra los mitos, falacias y absurdos que corren sobre este idioma: el del profesor nativo, el del aprender como uni niño, el d irse a un país angloparlante, el de pasar de la gramática, y algunos otros que han contribuido a que, siendo la lengua más estudiada, sean tan pocos los que consiguen aprenderla en nuestro país. (Uf, parece que esta vez hemos enseñado la receta en la cola del médico, mal se pone esto).

En definitiva, un libro aconsejable para quienes ya han intentado aprender inglés o consideran que no avanzan (eso sí que es verdadera aprensión, y no la costumbre de leer prospectos) Insisto una vez más: todo lo que se aprende es positivo. En inglés también, las dificultades están ahí, como todo en la vida, para superarlas).

(Se me olvidaba. La reseña de Carrascal está en el suplemento ABCD que edita los sábados el diario ABC. En internet, http://www.abc.es/abcd/noticia.asp?id=11835&num=900&sec=32 )

El laberinto del idioma inglés
Delfín Carbonell Basset
Ediciones del Serbal, Barcelona, 2009


Ah, a veces hay que tomar un protector de estómago antes de empezar un tratamiento. Te recomiendo éste, a mí me fue muy bien...

martes, 28 de abril de 2009

Louisiana




Inauguro la sección AMIGOS con este mensaje que he recibido de Ana Muñoz (Ana Manzana)


Louisiana somos Louis y Ana. Y Richi. Y Dani.Y tú, si quieres. Suena sencillo. Hacemos música porque nos hace felices.Y a ti, si quieres. Parece sencillo. Nos hemos presentado a un concurso. Y tú, por ende. Es sencillo (o no). ---- Puedes votarnos haciendo clic en el siguiente enlace: http://www.popyrock.com/concurso/pop/fichapop.php?id=420. Sólo tienes que rellenar tus datos(nombre, NIF/NIE, dirección de correo electrónico)y solicitar una contraseña de votación. ---- (¡Gracias!).

domingo, 26 de abril de 2009

OTRA ESTONDA


Dándole vueltas a la voz estonda, de la que hablé en la entrada anterior, y cuando pensaba contar lo que había encontrado dándome una vuelta por algún motor de búsqueda de Internet, me encuentro con una reflexión del autor húngaro Sandor Márai en sus Diarios, cercano ya el final de su vida, cuando el escepticismo que habría de acabar con él se apoderó de sus días, especialmente tras el fallecimiento de su esposa:

Elogian a un ensayista más que erudito, un sabelotodo que llena sus escritos con lo primero que le viene a la cabeza. Y eso que, desde la invención de la imprenta, el saber por el saber no constituye ninguna virtud: para acceder a él no hay más que acercarse a la estantería donde se alinean infinitos volúmenes de enciclopedias que registran y explican todos los datos imaginables. Antes de Gutenberg, el conocimiento en todas sus acepciones entrañaba un gran sacrificio, pues había que buscar incansablemente la materia que se deseaba aprender. En cambio, hoy en día la erudición ha dejado de representar un sacrificio; si uno no lo sabe todo acerca de lo que habla, es por simple pereza. La auténtica virtud reside en ofrecer algo nuevo y original a partir de estos conocimientos previos.”

Y como Gutenberg y el poco esfuerzo que suponía buscar información en los libros ha sido superado por las virtudes de Internet, te diré lo que he encontrado en la red a propósito de estonda, sin atribuirme, pues, ningún mérito que no sea el de haber dedicado escasos minutos a la búsqueda oportuna y a contarlo aquí.

Conocía el término Stunde, que en alemán significa hora, y sospechaba, también por el contexto de las palabras del documento que citaba (la campana mayor de San Miguel tocaba durante una estonda, de manera que todos los habitantes de la Ciudad puedan oírla) que tenía que referirse a un período de tiempo. En primer lugar, apareció una cita del Libro de Alexandre, estrofa 2545:

Non querria el tiempo en las cuerdas poner
Quando aurie grant estonda en allas a estorçer
Eran de seda fina podrian mucho ualer
Las laçadas de oro do yuan a prender

Sigue el viaje por la red. Una investigadora dice, al encontrarse con estonda mientras hurga la relación de vecindad entre el catalán y el aragonés, que se trata de palabra “de filiación aragonesa”, en catalán estona, hasta que llego a la última estación de este viaje, en la que una nota explicativa de una edición del Libro de Alexandre aclara que se trata de un germanismo que aparece en Asturias, León y Aragón. ¿Coinciden León y Asturias con Aragón? ¿No hay muchos kilómetros por medio? Sí, los separó durante muchos siglos la conquista de los árabes, en medio quedó nuestro idioma sujeto a otras influencias.

Lo dicho, no tiene mérito hoy día acumular conocimientos, picotear de aquí y de allí, citar, cortar y pegar, pero me consuelan otras palabras de Márai en estos mismos diarios: La conciencia de la lengua estaba más viva en el pasado que hoy en día. No olvido de dónde venimos, por eso colecciono lo que un alumno mío llamaba fósiles.

miércoles, 22 de abril de 2009

Una estonda


San Jorge, patrón de ingleses y aragoneses. Inglaterra y Teruel comparten bandera, que aquí la globalización viene de antiguo, de los tiempos del dragón. Cruz de San Jorge sobre fondo blanco que el Huesca quiso llevar como segunda equipación y que alguien interpretó como quién sabe qué, cosa que no haría nadie con sentido común en ningún territorio cargado de historia. Y de leyenda, al tiempo.

Cuentan los archivos que la antigua Cofradía de Caballeros de San Jorge, con las rentas que obtenía de sus tierras de la vega del Alfambra, junto al molino trapero de los Sánchez Muñoz, celebraba en la iglesia de San Miguel de la ciudad de Teruel “una misa cantada en el altar de San Jorge, después de las misas mayores de las demás parroquias de la Ciudad, para lo cual la campana mayor de San Miguel tocaba durante una estonda, de manera que todos los habitantes de la Ciudad puedan oírla”. Sucedía mediado el siglo XIV.

De San Miguel, solo tengo un vago recuerdo de los días de la vecina calle de San Martín. Era una iglesia fría de la que mi madre contaba que se oía girar la veleta desde la nave en días de cierzo. Se cerró definitivamente el templo, y tras muchos años, un alcalde (don Luís Fernández Uriel, de grata memoria, alcalde al cabo de la calle que no evitaba el encuentro, diálogo o discusión que a veces terminaba en broma) trató de adquirirla para uso ciudadano y ahora duerme (la iglesia, no el alcalde) el sueño de los justos. Con la rehabilitación de este espacio, pretendía abrir una sala de exposiciones destinada a enriquecer la infraestructura cultural de la ciudad. Y el proyecto, como la iglesia y su veleta, quedó congelado. No tengo noticia de ruidos extraños en días de cierzo.

San Jorge, fiesta recuperada en días de autonomía de vía lenta, con tintes reivindicativos que van camino de dormir el sueño de los justos que se acomodan sobre la pereza de un puente festivo (ya sabes, “Aragón, el sueño que compartimos”), anda un poco como el templo de San Miguel, su misa diaria y la veneración del santo.
Se recuerda la memoria del guerrero en la iglesia de la Merced, una joya que te recomiendo visitar si la jornada invita al paseo. ¿Y la campana? Una campana de San Miguel, no sé si será la mayor, suena hoy en Santa Emerenciana, al otro lado de la ciudad. Eso sí que son signos de los tiempos. Algo es algo. Reciclaje. Y lo de la estonda, me lo reservo para algún comentario.

(Mi agradecimiento a la mano diestra de Diego HE, que recompuso esta foto)

jueves, 16 de abril de 2009

COMUNICACIÓN VERTICAL


Hace unos años, descubrí en Internet una página que recomiendo a diestros y siniestros: www.verbalia.com, un lugar de encuentro de seres verbívoros (así se autodenominan los promotores) que andan más o menos intrigados por este misterio sublime que nos envuelve, el lenguaje, el instrumento de (in)comunicación que nos permite decir lo que pensamos, o simplemente envolverlo, ocultarlo, esconderlo, edulcorarlo o cargarlo de pólvora.


La visito con frecuencia, participo en sus ejercicios de gimnasia verbal (también pienso dedicarme a la otra gimnasia, lo prometo) y ando estos días disfrutando de la lectura de Quieto, del autor catalán Màrius Serra, artífice de este sitio virtual, que narra siete años en la vida de su hijo Llullu, nacido con una grave encefalopatía que la ciencia neurológica aún no ha sido capaz de definir, como escribe el autor.



Y esta gimnasia me da que pensar. Si la publicidad trata de enganchar la atención, el voto, la tarjeta de crédito, lo que sea, mediante el lenguaje, con la ayuda inestimable de la imagen, me cuesta entender el sentido del cartel que fotografié en la Subdelegación del Gobierno de Teruel la otra tarde… Se supone que el cartel pretende anunciar la bondad de una inversión que puede resultar más o menos incómoda a los usuarios de este servicio público y a los viandantes, de manera que me planteaba en un paseo con mi acompañante de andar lento pero inseguro qué estarían arreglando. Mi interlocutor se detuvo, necesita cualquier excusa para detenerse, me miró y dijo como dándome por imposible: “las escaleras, chaval, que no te enteras, están arreglando las escaleras.”

Y me acordé de ese paisaje de Juan de Mairena, de Antonio Machado:



“ Mairena. – Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba ‘los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa.’
El alumno escribe lo que se le dicta.
- Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.
El alumno, después de meditar, escribe: “lo que pasa en la calle.”

Está visto, la poesía del andar cotidiano, lento, inseguro, pero genial.

martes, 14 de abril de 2009

LA TRANSFORMACIÓN DE TERUEL

Dando un paseo por Teruel, se me ocurrió que los elementos cotidianos nos hablan de momentos y nombres anteriores (y antiguos) que ahora no están indicados de otra manera que no sea la que muestran las fotos que subo hoy. La transformación de la ciudad, me dijo G. Buen día del Sermón de las Tortillas, de momento.




domingo, 12 de abril de 2009

CASI PLENO


Hoy, Domingo de Gloria, a punto de salir de casa para el segundo partido de la fase final de la Superliga de voleibol, dejo unas líneas en el blog, por aquello de no ceder a la pereza que da ponerse a escribir. Por fin, el sol atraviesa las nubes, cosas del cierzo, que nos ha salvado de las lluvias y ha permitido que las procesiones de la Semana Santa de Teruel hayan salido. Se mojó el Encuentro, no pudo salir el Ecce Homo de la Sangre (que salió sin banda, un año más), así que tuvimos casi pleno. Casi pleno también de visitantes que no se acabaron de creer la amenaza de los partes del hombre del tiempo.

Y me preguntó una turista amiga qué pasaba con los folletos de la Semana Santa. Confieso que no había leído el folleto, y me sorprendió lo que me decía esta amiga tan observadora y tan discreta. Te cuento.

La calidad de las fotos deja que desear (de fotos te hablaré en otro momento, al final no hubo exposición de la Sociedad Fotográfica en el Obispado), y los textos estaban plagados de errores, no tipográficos sino ortográficos: ausencia de comas, tildes y demás elementos que, además de evitar ambigüedades en la lectura, indican que la Semana Santa turolense es una celebración de calidad. Celebración de la fe, de la cultura, de la tradición y del turismo, que no andan reñidos.

Pues nada, que es una alegría ver las calles llenas de gente que viene o que vuelve, que a mí cada año me da más alegría volver a ver a gente que saludo sólo por estas fechas. Y un año más, mirando al cielo, como este cofrade de la foto.

Del voleibol te contaré dentro de unos días.

viernes, 10 de abril de 2009

MAQUINARIA PESADA


Servidor se incorporó al Instituto Politécnico de Teruel, hoy llamado Segundo de Chomón, y felizmente a la espera de su traslado al Polígono Sur, en septiembre de 1990. No es mucho tiempo, o sí, depende, pero recuerdo, lo sé, también la cuento con mucha frecuencia, una anécdota de mis primeros días por allí.
Andaba yo despistado (en esto no creas que he cambiado mucho, y no es cuestión táctica, ni de instinto de supervivencia), y Vicente Azuara, entonces profesor de Educación Plástica, persona amable, simpática y siempre sonriente, se ofreció a enseñarnos las dependencias del centro a los recién llegados. Recorríamos pasillos y viejos talleres que luego fueron renovados, y al llegar al salón de actos nos dijo, “no os preocupéis por el estado del instituto: dentro de nada nos vamos a uno nuevo”.
Bueno. Tampoco es tanto tiempo.


Y ahora el nuevo Chomón (no se trata de un nuevo instituto, en realidad es el Chomón el que se traslada, esperemos que tal cual es ahora) aparece en los medios de vez en cuando. Y no sólo porque los cortos que se presentan a concursos de cine ganen premios, o porque se hace un intercambio, o porque alguien gane algún premio de dibujo o de pintura en San Jorge.
Primero fue una expropiación complicada, luego un accidente fatal, ahora que a un antiguo propietario le siguen cobrando el IBI y le embargan una cuenta bancaria… Y el Chomón sigue en los medios.


Quienes estamos allí andamos con el gesto así de aquellas maneras cuando pasa todo esto. Yo, por lo menos. El instituto va a estar en la parcela en la que un antiguo director provincial de Educación aseguró que no debería ir un centro educativo, al lado de la carretera y junto a la vía del tren. Lógico. Pues toma, ahí vamos. Dicen que no va a tener salón de actos. Mala cosa, esto aquí se usa mucho: teatro, cine, asambleas de padres, conciertos… eso que se pierden el barrio de la Fuenfresca y el Polígono Sur, un espacio ciudadano que haría que la inversión se justificara por sí misma. Dicen también que la biblioteca del instituto va a ser más pequeña. Esto sí que me cuesta entenderlo, ya que es un lugar donde muchos hacen un paréntesis en la jornada escolar, está atendida durante toda la mañana y la tarde, y es evidente que necesita espacio. No me consta que el Polígono Sur o la Fuenfresca dispongan de una biblioteca: lástima, se pierde la oportunidad de hacer otra inversión verdaderamente rentable.


Y aún se debate por ahí si la Formación Profesional “cabrá” en las nuevas instalaciones, si los talleres tendrán espacio o si habrán de quedarse en las instalaciones antiguas o en algún otro sitio (los entendidos hablan: se piensa crear centros integrales de formación profesional).
Y ahí estamos, en la incertidumbre. Tiempo han tenido de pensar en todo esto. Y si preguntas, nadie parece saber nada. Maquinaria pesada es ésta que planifica, construye y decide. Muy pesada.

lunes, 6 de abril de 2009

DON DE LENGUAS



Todos tenemos en esta vida nuestras frases recurrentes.

Una de las mías, el repertorio es bien limitado, es que el inglés es una asignatura pendiente de toda una generación, aunque el ancho de banda del concepto generación es, dicho sea de paso, es tan amplio como meditadamente difuso, con el fin de abarcar cuanta más gente mejor. Y si no, que se lo pregunten a las editoriales que, inasequibles al desaliento, nos ofrecen año tras año, aprovechando los propósitos del verano o del año nuevo, sus cursos de inglés de toda la vida.

Para el común de los mortales, unos consejos:

Uno. Hacerse el ánimo.

Dos. Volver a hacerse el ánimo.

Tres. De una vez por todas, buscar una academia / persona nativa / escuela de idiomas que le garantice un aprendizaje más o menos individualizado y ajustado a sus necesidades, tiempo y demás factores que deberá considerar con objetividad. No es cuestión de machadas.

Cuatro. Volver a hacerse el ánimo.

Cinco. No vea películas en versión original todavía. Empiece por los documentales de la tele..

Seis. Repase todos los días. Estudie. Sí, estudie. Descubrirá que si estudia, “se le dará” mejor. Además, al día siguiente, aparecerá esa palabra que aprendió el día anterior, o la estructura que se le atravesaba, y cantará (una pequeña) victoria, porque verá que algo es algo.

Siete. Volver a los puntos uno y dos.

Ocho. No se preocupe por quedar mal en clase. A lo mejor quien le enseña y demás discípulos ya tienen un concepto muy bajo de usted. (Es broma: vuelva al punto cinco, y consuélese con el seis).

Nueve. Láncese a hablar. Quien le enseña se motivará porque a estas alturas él o ella habrán recurrido también a los puntos uno y dos.

Diez. Escuche la radio (hay podcasts para todos los gustos, muchas emisoras traen las noticias leídas despacio para hablantes extranjeros, y juega a su favor que usted sabe de qué van las noticias). También traen fragmentos de vídeo que están muy bien.

Estos diez mandamientos se cierran en dos: Hágase el ánimo y sea constante. Ser constante ya es un premio. Y al final se avanza.



Y ahora resulta que ningún presidente del gobierno español ha sido capaz de comunicarse en una lengua extranjera, de manera que tal carencia ha podido incluso minar nuestra capacidad de maniobra en las relaciones internacionales.

Nada peor que estar en un estrado sin saber qué decir, qué te dicen, dónde te tienes que poner, o qué hacer con las manos o con la sonrisa y la mirada, que inevitablemente se habrá de perder en el vacío.

Para ellos, unas reflexiones.

Uno. Tanto que le habrá costado llegar hasta donde está ahora, cómo es posible que todavía eche la culpa de sus limitaciones lingüísticas a factores externos (mi generación, etc.).

Dos. No me diga que no tiene tiempo. Madrugue, aproveche los viajes para llevarse a su profesor(a) de idiomas, relájese aprendiendo un idioma: cualquier avance será reconfortante, y acabará más integrado: los otros líderes no es que se lleven peor con usted. Es que no tienen nada que decirle.

Tres. Repase todos los días. No dude en aparecer en los medios haciendo sus pinitos. Quienes le critiquen lo harán por hacer la puñeta. A los demás, nos animará.

Cuatro. Anime a las televisiones a no superponer una voz en español sobre la voz original de quien habla. Los subtítulos animarán más a escuchar.

Cinco. ¿Por qué no se da una vuelta por colegios e institutos y ve la realidad de las condiciones en las que se están enseñando lenguas en este país? Con mandar inspectores no vale: les interesan más las programaciones y las estadísticas.

No le pongo más deberes porque tiene usted que cumplir los diez mandamientos del común de los mortales. Manténgame informado.