domingo, 28 de febrero de 2010

IMPOSIBLES (XIV)


Faltan 12.
Enigma. El cartero lo tiene difícil.
¿Cubrirá este riesgo el seguro del 38?
¿Dónde fueron a parar los seis portales que han desaparecido?
De todas formas, fue prudente y tolerante quien puso el 26: respeta que a quienes se empeñen que en realidad era el 38.
¿Y Correos qué pensará de esto?
El relativismo del callejero, ya se sabe.

viernes, 19 de febrero de 2010

Historia de un empeño



El Instituto de Estudios Turolenses acaba de publicar el libro Las Escuelas Normales de Teruel (1841-2004). El empeño por la supervivencia, que se presentó el pasado miércoles en Teruel.
Siempre es interesante hacer un recorrido por la historia de un empeño que sobrevivió y ha de reflejar inevitablemente los diversos momentos de la historia, porque la experiencia nos enseña que la escuela no hace más que recoger lo que es la sociedad (y en muchos casos, sus dirigentes) en un momento dado.
Esta obra conjunta de Pilar Abós, Amparo Sánchez y Javier Grimalt ve la luz en un momento muy interesante, cuando parece que ha llegado la hora de echar la vista atrás y ver qué ha pasado en la escuela estos últimos veinte años en España, tras la aprobación de la Logse, y ya antes con la Ley General de Educación de 1970. Se ve necesario alcanzar un pacto que resuelva lo que ya nadie oculta que es un problema: el índice de abandonos de la enseñanza obligatoria, el bachillerato corto, la formación profesional en continuo debate, los problemas de la universidad (Bolonia somos todos, no es algo lejano, veremos a cuántos grados se cuece esta cocina de diseño). Un cóctel peligroso para estos tiempos de crisis. Esperemos que además de los políticos, puedan hablar y ser escuchados quienes permanecen a pie de aula, día tras día.


Vuelvo al libro. Leo en la prensa que el acto de presentación del libro estuvo cargado de nostalgia. No me extraña. Además de las razones que ofrece el periódico, muchos recordamos a quienes nos enseñaron a leer y escribir. Y les estamos agradecidos. También a quienes se preocupan de favorecer la reflexión y, por qué no, la discusión y el debate, tan necesarios hoy en la institución donde se fragua el futuro de la sociedad.

PD:
Reconozco que sólo hace unos días descubrí la placa de la nueva calle. Antes, Mártires de Teruel. Pues eso. Mi felicitación. Y un recuerdo: La crónica negra del Magisterio español, de Fermín Ezpeleta Aguilar, un buen telón de fondo para este libro, tal vez.

domingo, 14 de febrero de 2010

El cerrojo




Parece ser que la delegación de la ONCE en Teruel lleva camino de cerrar sus puertas. El argumento, los recortes necesarios en tiempos de crisis. Y habrá quien lo justifique: es hora de recortar, de prescindir de gastos inútiles y de optimizar los medios técnicos y la versatilidad de las comunicaciones avanzadas, que reducen las distancias que antes exigían los servicios. Impresionante.
Me recuerda esta situación de alguna manera los días del Colegio Universitario, el del Ensanche, con muy pocos alumnos en cada curso, cuando la existencia del centro dependía de la buena voluntad del Patronato (Diputación, la entonces CAZAR, la propia Universidad), que ya se vio obligado a prescindir de los estudios de Geología. Entonces se produjo una movilización curiosa. Un coche con la megafonía a todo volumen por las calles de Teruel, pegatinas que lo invadieron todo, manifestación en la Plaza entonces ajardinada de San Juan, al grito de “A Teruel no le sobra el Colegio Universitario”, y una pedagogía interesante por lo contundente: puestos a quitar servicios por el criterio de la falta de población, salía más a cuenta echar el cerrojo y mandar a los estudiantes a Zaragoza, con una buena beca para matrícula, libros, colegio mayor, y aún ahorraríamos dinero. Y luego por qué no meter a toda la población de Teruel en diez o doce bloques de diez o doce alturas del barrio de las Fuentes para ahorrarnos los ayuntamientos. Y para qué construir un hospital, total, un buen anexo de la Casa Grande, y a funcionar. Y si no, llenamos de camas y consultas los pabellones de la Expo, que no saben que hacer con ellos. Y qué me dices de patrocinar deportes. Se amplían las gradas de la Romareda, y total, con diez mil plazas escasas más, entramos todos, nos guste o no nos guste el fútbol. Y ni AVE, ni autopistasm ni autovía, ya estamos todos al pie de las infraestructuras, y eso que nos ahorramos.
También pudo parecer superflua la exigencia de la puesta en servicio de ambulancias en distintos puntos de la provincia, o la necesidad un helicóptero medicalizado que facilitara los traslados de personas que de otra manera fallecían en el trayecto (largo y pesado) hasta Zaragoza. Y la presión ayudó a que esta carencia fuera evidente. En esta provincia (Teruel, sí la de esos cachondos que se inventaron un lema que triunfó y de momento con eso se quedaron, las instituciones si pueden miran hacia otro lado) se echa mano del cerrojo a la mínima, y esto es mala señal.
Hoy es la delegación de la ONCE. No hace mucho se habló de la restauración de la Catedral, se fijó fecha de comienzo con cargo al 1% cultural del Ministerio de Fomento, pero tendrá que esperar momentos mejores, cuando la bondad económica permita acometerla con más tranquilidad. Ya pasó algo parecido con San Pedro, que tuvo que esperar en su momento, casualmente coincidió con el final de las obras de la Seo de Zaragoza, vamos a maliciarnos, aquí el trozo de tarta va donde conviene, sea ésta pequeña o grande.
Y el edificio del Asilo, patata caliente con la que nadie sabe qué hacer, madrecita que me quede como estaba, mientras el viejo edificio del Instituto Musical en la calle Temprado envejece, se comba y un día será la ruina completa, sin que nadie se haga cargo de él. Y el magnífico centro cultural del Ensanche, solución brillante para un barranco que iba a terminar con el gran problema del ocio juvenil. Y ahora se dice también que no todas las infraestructuras son imprescindibles, y la ciudadanía se teme que la autovía de Cuenca o la de Monreal a Alcolea del Pinar acaben también en la nevera.
Se ha cambiado el aspecto de la ciudad de Teruel, ha mejorado, pero tiene ahora un sarpullido de plazas frías, sin vegetación, grises, obras gigantescas que vete a saber qué interés público o social demandaban que no fuera el de la rentabilidad política. Mientras, hemos visto cómo otras zonas de España despegaban, veían crecer infraestructuras, mejorar sus comunicaciones, su calidad de vida, su proyección hacia el futuro. Pero aquí todo puede esperar. Una provincia deshabitada es una carga. Cerrar la ONCE aquí salvará la economía de la institución. Seguro. A por ella. Y las carreteras, total para qué. Y el tren, qué manía, esta gente. Vaya discurso victimista.

miércoles, 10 de febrero de 2010

IMPOSIBLES (XIII)


¿Quién recuerda el prometido Parque de las Arquetas?
Un parque que iba a transformar la vida del barrio, junto al Arquillo, en la ladera.
Sin duda, alguien no se resignó, hace ya cinco años, y eligió un lugar que mantuviera la tensión.