martes, 30 de marzo de 2010

Apagón analógico, apagón real




A veces siente uno que hay mucho ruido alrededor. Los noticiarios vienen cargados, siempre con el mismo esquema: política, sucesos, deportes. Y el tiempo, verdadera amenaza para el ocio.
Por eso, a veces viene bien echar un vistazo a lo que ocurre en otros lugares y a lo que se escribe y opina en ellos, un sano ejercicio que nos permitirá no olvidar demasiado pronto que en Haití hace nada hubo un terremoto, que parte de Chile está patas arriba, que en muchos países del sur de América la situación es insostenible o que África o Asia son generalmente ignoradas, salvo que la parte del mundo que habitamos tenga interesas allá.
También se echa de menos en la televisión convencional el análisis de ideas, de las tendencias que dirigirán el mundo, o lo que llegará a nuestra tierra más adelante. Por eso, un vistazo a alguna revista extranjera da mucho de sí. Desde hace años estoy suscrito a Time, un semanario que difícilmente tengo tiempo de leer entero, cosas de la vida, pero que a veces trae testimonios gráficos y sorpresas impresionantes.

En un número reciente (22 de marzo), presenta diez ideas para el año próximo. La octava de estas ideas, firmada por Charles Kenny, advierte que la televisión salvará el mundo. Reconozco que muchas veces, casi siempre, leo sólo los titulares de la revista, y me entretengo algo más en una sección de comentarios breves de datos, donde despliega un mapa del mundo en el que apenas aparece España, se trata de comentar puntos donde se han generado noticias que a veces pasan desapercibidas.
Pues bien, esta vez leí un artículo de fondo y me detuve ante esta idea de la que hablaba. La octava: la tele ha de salvar el mundo.
Por una de esas casualidades del azar que guía la lectura y la escritura, había preparado yo para hoy, próxima ya la fecha del apagón analógico, una entrada en el Alcabor en la que me dedicaba a darle de tortas a la televisión, ahora que muchos más españoles podrán disfrutar de las cadenas de siempre, de las filiales que se dedican a repetir series viejas y documentales o nos saturan con sus teletiendas, y animaba a consumir otros productos en nuestros ratos de ocio, con el deseo de que el apagón no fuera analógico sino real.
Pensaba hablar de Internet, de su buen uso, de lo interesante que es que los padres controlen los viajes de sus hijos por la red, de la necesidad de recuperar la conversación alrededor de la mesa, de lo necesario que es que los críos se acuesten a su hora, que vayan bien dormidos al colegio. Pero no, me encuentro ahora con que la revista con la que busco adelantarme a la realidad, me asegura que la televisión nos ha de redimir.

Y es que estamos tan en nuestras cosas, nos creemos hasta tal punto que vivimos en el centro del mundo, que olvidamos que perjudicial es lo que nuestra sociedad abusa de los medios de los que dispone. En otros lugares el desarrollo está sólo comenzando, y se asegura que la televisión va a ser (está siendo) un instrumento de alfabetización y de reforma de la sociedad. De acuerdo. Pero ojo. A ver en qué manos cae y cuánto los manipulan. Al tiempo, Time.

jueves, 25 de marzo de 2010

IMPOSIBLES (XVIII)


Seguimos con la confusión de las señales y las rotondas. Subiendo del Óvalo, el conductor ve a la izquierda la entrada al parquin de la Glorieta, que ofrece acceso a los vehículos que bajan, de ahí que su fe en las señales de tráfico le haga seguir: en algún punto le indicarán cómo girar para llegar hasta allí. Ve una rotonda al fondo, y la señal es clara, giro a la izquierda y ya está. Y ya está liada: laberinto de calles que le devolverán en diez minutos a esta misma rotonda, si es que en la plaza Bretón no ha decidido saltarse alguna dirección prohibida, a la vista de la calle de San Juan, ahí mismo, que le llevaría a otro parquin en unos segundos... Si no imposible, sí difícil. Bastaría con indicar en la señal que se trata de hacer un giro. En fin.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Enredando



Cuando la televisión aragonesa, hace tiempo, produjo una serie de documentales sobre los Pirineos en colaboración con las comunidades autónomas que albergan la cadena montañosa, no pasó desapercibida a la audiencia la mención de la existencia de reyes catalanes pertenecientes a la corona catalanoaragonesa. En seguida aparecieron comentarios en los medios digitales, en los periódicos y en las radios, y la reacción oficial no se hizo esperar. Nuestra televisión autonómica volvería a emitir ese capítulo con las correcciones oportunas, aunque quedaba la duda acerca de las correcciones en Navarra y Cataluña, principalmente en esta última. Entonces se empezó a hablar de la inexistencia de dicha corona catalanoaragonesa e incluso hoy es posible unirse en las redes sociales de Internet a grupos que recuerdan que la Corona era Corona aragonesa, sin excluir a nadie, pero con la verdad histórica por delante.
Ahora ha vuelto a los medios el error histórico, con motivo de las comprobaciones que se han hecho en la tumba de Pedro III de Aragón, lo que alguien acertadamente ha llamado intento de normalización de la mentira histórica.
Está bien que los partidos políticos y las instituciones salgan en defensa de la verdad, no olvidamos que la reivindicación del hecho diferencial en Aragón siempre ha venido dado por el reconocimiento del papel de Aragón en el nacimiento de España y de su historia, pero es el momento de echar mano de los estudiosos. Los historiadores aragoneses algo tendrán que decir. Ha llegado el momento de difundir este tipo de errores intencionados que fortalezcan el papel de nuestra comunidad en la historia. También en los medios nacionales.
Y esto no es ir contra nadie. Es señal de verdadera independencia. Que dejen de enredar quienes buscan apoderarse del pasado

martes, 23 de marzo de 2010

Atención: el miércoles esperamos noticias de Elifio

Me enteré hace unos días de la noticia: una novela de Elifio Feliz de Vargas ha sido seleccionada en la fase final del premio Azorín de novela. Como la noticia ya es de por sí un premio, esperaremos atentos al miércoles. Suerte.


Martes, 23 de Marzo de 2010

Cultura

El Premio Azorín de Novela 2010 se fallará el miércoles en Alicante

Los responsables de Diputación de Alicante y editorial Planeta destacan la "madurez" y "prestigio" de los que goza este galardón

La edición del galardón contará este año con la participación de un total de 132 obras procedentes de todo el mundo.

El Premio Azorín de Novela 2010, que se fallará el próximo miércoles en una gala en Alicante, ha alcanzado "su madurez" y "goza de mucho prestigio", según destacaron el presidente de la Diputación de Alicante, José Joaquín Ripoll, y el director de Relaciones Externas de la editorial Planeta, Carlos Creuheras.

La edición del Premio Azorín de Novela ha contado este año con la participación de un total de 132 obras procedentes de todo el mundo, de las cuales el jurado ya ha seleccionado a las diez finalistas que el miércoles 24 de marzo optarán al galardón, dotado con 68.000 euros.

El presidente de la institución provincial explicó que la gala de entrega del Premio se celebrará en el Hotel Meliá de Alicante y que contará con la asistencia de reconocidos escritores españoles como Begoña Aranguren; Matilde Asensi; Lola Beccaria; Ángela Becerra; Emilio Calderón; José Carlos Carmona; José Luis V. Ferris; Alicia Giménez Bartlett; Javier Lorenzo; Javier Pérez; Carlos Pujol y María Eugenia Rico, entre otros.

Ripoll detalló que la presentación de la gala correrá a cargo este año de la periodista de RNE, Pepa Fernández, que ya colaboró con la institución provincial en el certamen de ´Lo Mejor de la Gastronomía´.

Las diez obras finalistas son ´Fugitivo del destino´, presentada con el pseudónimo de Prendimiento; ´Madame Lamy´ bajo el pseudónimo de Esther Williams; ´Como naciendo´, bajo el pseudónimo de Rey Bach; ´El caballero de la flauta´, bajo el pseudónimo de Mónica Dueñas; ´La mitad de los pecados´, bajo el pseudónimo de Antonio Izquierdo Sánchez; ´Los observadores imperdonables´, bajo el pseudónimo de R.R.Rus; ´Cuando juntos caminábamos´, bajo el pseudónimo Elifio Feliz de Vargas; ´El peso de las horas´, bajo el pseudónimo de María Isabel Romero Soler; ´Simón M.´, bajo el pseudónimo Simón M.; ´Las cartas de Carlos´, bajo el pseudónimo Javier Salfer.

Carlos Creuheras explicó que tres de las finalistas -´Madame Lamy´, ´El caballero de la flauta´ y ´Simón M.´- han elegido la novela histórica para sus argumentos, lo que demuestra, en su opinión, que sigue este fenómeno entre los escritores.

Diversidad e implantación del premio

Asimismo, Creuheras recordó que en esta edición se han presentado un total de 132 novelas de las que 95 proceden de España, -19 son de Alicante-; doce de América del Norte, una de América Central, once de América del Sur y dos del resto de Europa. Han concurrido también once novelas cuya procedencia no se especifica, dos de ellas entre las finalistas.

Creuheras aseguró que la diversidad en la procedencia de las obras participantes también "dice mucho de la implantación del premio", que "está plenamente situado en el panorama literario español".

Según resaltó el representante de la editorial Planeta, "este premio ha encontrado plenamente su lugar: los premios nacen y crecen y éste ha alcanzado su madurez y está con unos registros excelentes en todos los términos".

Al respecto, aseguró que el Premio Azorín "está dando muchas satisfacciones" y entre la nómina de ganadores hay "autores importantes en el panorama de las letras españolas".

El jurado de la presente edición está compuesto por el diputado de Cultura, Pedro Romero Ponce, que actúa como presidente; el director Editorial de Editorial Planeta, Carlos Revés Escalé; los escritores Juan Eslava Galán, Nativel Preciado, Fernando Sánchez Dragó, Luis Belda Benavent y Juan Ramón Torregrosa. Como secretaria, actuará la secretaria general de la Diputación de Alicante, Amparo Koninckx.

En anteriores ediciones, obtuvieronel galardón Gonzalo Torrente Ballester, Luis Antonio de Villena, Luis Racionero, Dulce Chachón, Luisa Castro, Eugenia Rico, Jon Juaristi y Lola Beccaria, la última premiada, entre otros.

© Diariocrítico de la Comunitat Valenciana

Paseo de las Facultades, 6. VALENCIA (España). Tel: (+34) 963 269 813

sábado, 20 de marzo de 2010

Teruel: antes no



Al ver esta pintada, verdadero enigma que una mano anónima propuso en su día a la consideración de quienes decidieran entrar en Teruel por la calle de San Francisco, me he planteado con frecuencia qué puede significar antes, confieso que con la sana intención de penetrar en la mente huidiza del oráculo que dejó su mensaje a mitad, y a la ciudadanía, lectora voraz de mensajes urbanos, en ascuas.

Cuenta el Diccionario de la Academia que antes, además de ser adverbio que el avance de la edad acabará imponiendo en la conversación de muchas personas, porque llega un momento que no hay más remedio que comparar antes, ahora y vete a saber si después, denota prioridad de tiempo (Antes de amanecer. Antes que llegue) o bien preferencia (Antes morir que ofender a Dios. Antes la honra que el provecho, son ejemplos del Diccionario).

De tratarse de un caso de manifestación de prioridad de tiempo, habremos de concluir que el autor bien podría ser persona de avanzada edad, que anda ya en el barullo de la comparación de tiempos pretéritos con los actuales. Teruel: antes no… y ahora, tampoco, qué poco ha cambiado todo, ahí seguimos, con lo de siempre, las mismas reivindicaciones, los mismos temas de fondo, las cuestiones pendientes de toda la vida. Quién sabe si la mano temerosa miraba hacia la estación de ferrocarril, y pensaba en promesas incumplidas o en la burla de la Zorrilla. Antes no, ahora tampoco mucho más. Siguen las cosas de siempre. La inquietud es un estado permanente del alma ciudadana: desarrollo, infraestructuras, promesas, ahora no toca, ustedes tendrán que esperar, se nos ha pasado la coyuntura ideal. Y si te quejas, no faltará quien acuse de pusilánime de victimista, maldormido o cascarrabias.

Quién sabe, la mano anónima, en tal caso mucho más joven, y por lo tanto impulsiva, pudo tratar de establecer una cuestión de preferencia: Teruel: antes muerta que sencilla Antes tal que cual. No sé si está para amenazas o preferencias este territorio (atentos a la semántica, es palabra que da puntos para progresar, territorio es lo que se lleva, en su nombre se está haciendo mucho y no lo sabemos agradecer). Quien mande, quien reciba el mandato de las urnas, sabe que aquí puede mandar mal, dejar promesas en el aire, razonar lo irrazonable. Como para que venga una mano timorata y amenace con un Teruel, antes tal que cual.

Me atrevo a sugerir que la mano acusadora que despabila nuestra conciencia vuelva a salir al amparo de la noche y nos libre de la incertidumbre que nos preocupa.

¿Comparación? ¿Amenaza? ¿Grito sofocado por el temor? ¿Insinuación?

jueves, 18 de marzo de 2010

IMPOSIBLES XVII





Anda ya unos meses revuelto el antiguo paso a nivel de la carretera de Villaspesa. Se está construyendo un paso elevado, y de momento se desvía el tráfico de coches por la cuesta de Cofiero. No está de más que se advierta ya en la rotonda de la Colmena a los conductores, de manera que se evite el caos que supondría que se amontonaran coches indecisos allí. Muy bien. Lástima que, como se puede observar en la foto siguiente, la flecha se preste a confusión, y más de uno gire a la izquierda, hacia el barrio de los Molinos, donde será imposible aclararse. Tal vez se trate de una estratagema de las autoridades turísticas, que desean promocionar el recorrido urbano y monumental.






(La calidad de las fotografías es lamentable, un peatón se jugó la vida en la rotonda para enviarnos la imagen. Nuestro agradecimiento)

viernes, 12 de marzo de 2010

Cumpleaños feliz

No me tengo por persona nostálgica, y por eso, en determinadas fechas, aniversarios y demás, no me he atrevido a contar mis sentimientos, pues la pobreza de las palabras habría sido pobre de solemnidad.
Hoy, las palabras robadas, esa magia de las lecturas que enhebran nuestras vidas sin darnos cuenta, hace que encontremos en lo que alguien dejó escrito aquello que siempre hubiéramos deseado saber decir.
Me ha pasado hoy, repasando uno de esos recortes viejos que guardamos hasta que amarillean y olvidamos por qué los guardamos precisamente ahí.

Copio:
"La muerte de alguien empuja el tiempo de su vida hacia el pasado. Cuando uno va cumpliendo años, ese pasado de los que se han ido empieza a ser el suyo. Con cada muerte sucesiva una parte de la propia vida se va quedando más lejos, y uno descubre con gradual estupor que tiene recuerdos muy claros de cosas que para muchos otros, más jóvenes que él, están al otro lado de la frontera misteriosa del nacimiento."

Pepe Esteban hubiera cumplido hoy cincuenta y cinco años. Cifra redonda. Las casualidades de la vida llevaron hace unos días a Quique a comentar una entrada de esta bitácora con vocación de mesa de camilla, y encontré en su blog nacido con vocación familiar fotos de la Vaquilla de hace años, tal vez porque intuí que ahí encontraría el recuerdo de mi hermano. No hace mucho (no sé si miento, ya hace casi un año) me encontré con Jesús Puerto, ocupado en la preparación del sonido de un salón de actos (a Jesús siempre te lo encuentras tabajando, así se las apaña), y me habló también de él (nada que ver con aquel Día de la Bicicleta en el que Pepe pasó en las Cuatro Esquinas un buen rato micrófono en mano diciendo "nos comunican que se ha perdido el niño Jesusín Puerto, si alguien lo encuentra, es fácil reconocerlo..."). Nacho Navarro también me felicitó una vez por un acontecimiento personal recordándome lo que Pepe se habría alegrado, algo que a mí no se me había pasado por la cabeza, pero que la memoria amiga descubre.

Lo siento, esto de la mesa camilla lleva a hablar más de lo que uno desearía. Debe de ser cosa del gradual estupor que rodea el recuerdo de nuestros muertos.
Ah, la cita es de Antonio Muñoz Molina, un autor de aquella generación. Tal vez por eso gran parte de la atmósfera de El jinete polaco me pareció fiel espejo de lo que yo veía de niño en la adolescencia de los que ahora median la cincuentena.

jueves, 11 de marzo de 2010

IMPOSIBLES (XVI)


El plano del centro histórico de Teruel muestra con precisión los monumentos y servicios básicos de la zona. Pero no indica dónde se encuentra quien lo consulta, así que resultará imposible utilizarlo, salvo para hacerse una idea de lo que se puede ver. Y el recién llegado preguntará al paseante "¿dónde estoy?" en vez de preguntar "¿dónde está tal cosa?".
Esta situación, otro imposible que nos rodea, me recuerda lo que le pasó a aquella persona que disfrutaba de un viaje en globo. De repente se vio rodeada por nubes que se acumularon a su alrededor hasta formar una tormenta. Se vio zarandeada por turbulencias, truenos, rayos, y demás, hasta que el mismo viento la sacó de la borrasca y por fin consiguió la visibilidad necesaria para distinguir el suelo. Ahí estaba, en medio de un prado, un hombre, descabezando una siesta.
- Eh, oiga, ¿podría decirme dónde estoy?
- ...
- Eh, oiga, ¿dónde estoy, por favor?, ando desorientada
- ...
- Eh, deje de mirarme y responda.
- mmm, a ver...en... un globo.
- ¿Es usted matemático?
- Sí, ¿cómo lo ha adivinado?
- Muy sencillo: por lo que ha tardado en responder, por lo precisa que ha sido su respuesta, ...y por lo inútil que ha sido.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Ramón J. Sender: diario prenatal

Ramón J. Sender
El jinete y la yegua nocturna. Bajo el signo de capricornio

"Es verdad que nuestra creación (nuestra formación física) es una cadena de prodigios. Comienza por un aparente absurdo mágico. Un espermatozoo y un óvulo (uno más uno) producen no dos sino uno: un ser humano. 1­+1 = 1. Y es la pura verdad. Producen una célula fertilizada. Sólo una. Pero cada día esa célula produce millones de otras unidades mientras se forma el feto. Millones. Y poco después de nacer, aquella unidad matemática tan extraña se ha convertido en más de sesenta millones de células todas iguales y todas diferentes.
Diferentes pero cooperando, que diría el pobre marido de mi ex amante.
Y tendría razón. Diferentes. Ocho semanas después de entrar el gene único en el óvulo hay millones de células hepáticas trabajando para formar el hígado, otras organizando el corazón, otras los músculos, otras la sangre o el cerebro o los huesos. Todas diferentes y todas iguales. Y cada una afanándose en lo suyo. ¿Cómo es posible que las células que comenzaron formando un órgano siempre laboren en el lugar adecuado de manera que los dientes, por ejemplo, aparezcan en la boca y no en las rodillas o en el culo?
Misterios cooperativos. A veces no puedo menos de respetar a aquel pobre hombre que repartía sus folletos por las barberías y los hoteles.
Los genes traen ya el mapa es decir el plano de lo que va a ser un ser humano: el color de los ojos, el tono de la voz, la estatura y la inteligencia. Incluso la consciencia intelectiva.
Yo sé todo eso muy bien, ahora, y no es por alabarme. Veo retrospectivamente mi propia gestación en el útero (en la matriz) de mi madre. Lo contaré brevemente, como si hubiera escrito un diario desde que entré en la matriz. Y al final haré una revelación importante, al menos para mí.
Veamos:
Julio 2.- Hoy comienza mi vida. Mis padres no lo saben todavía pero yo sí. Yo soy yo. Y voy a ser un chico. Tendré el pelo negro y los ojos castaños. Todo está ya listo en mí. Sé que me gustan las flores y que tendré muchas y que huelen bien.
Julio 19.- Algunos dicen que no soy una verdadera persona todavía, pero lo soy lo mismo que una corteza de pan puede ser pequeña pero es ya pan. La gente piensa que no soy nada sino una parte de mi madre. Tonterías.
Julio 23.- Mi boca comienza a formarse y ya la he abierto tres veces. Dentro de un año, más o menos, yo reiré y algo más tarde hablaré. Sé muy bien que la primera palabra que diré será mamá.
Julio 25.- Mi corazón ha comenzado a latir hoy, él solo. Desde ahora seguirá latiendo por diez, quince, cuarenta, ochenta años o más. Sin descansar un momento.
Agosto 2.- Crezco un poquito cada día. Mis brazos y piernas van tomando forma. Pero tendré que esperar algún tiempo hasta que mis piernas me lleven fuera de la falda de mi madre y mis brazos puedan abrazar a mi padre.
Agosto 12.- Los diez dedos comienzan a apuntar en mis manos, muy pequeñitos. Es divertido pensar que con ellos despeinaré a veces a mi madre y ella y yo reiremos.
Agosto 20.- Hasta hoy no le había dicho el médico a mi madre que yo estaba aquí, debajo de su corazón. ¡Ah, qué contenta debe de sentirse! ¿No es verdad, madre?
Agosto 25.- Mi padre y mi madre están pensando ya en el nombre que me van a poner. Yo quiero que me llamen como mi padre. Estoy creciendo deprisa y seré tan alto como él.
Septiembre 10.- Mi pelo comienza a salir. Me pregunto si será del color del pelo de mi padre o de mi madre. Aunque eso no tiene gran importancia.
Septiembre 13.- Ya casi comienzo a ver. Es oscuro alrededor, pero a veces se enciende una lucecita roja. Cuando mi mamá me haga entrar en el mundo todo será luminoso y soleado y habrá flores aquí y allá. Tengo ganas de verlas, las flores. Pero más que nada quiero verte a ti, madre. Debes de ser muy bonita.
Septiembre 24.- Me pregunto si mamá escucha el latido de mi corazón como yo oigo el de ella. Algunos chicos nacen un poco enfermos, pero mi corazón es fuerte y palpita sin parar: bom, bom, bom, bom. Vais a tener un chico fuerte y valiente, papá y mamá.
Septiembre 28.- Hoy –cosa rara- mi madre ha tratado de asesinarme, pero por fortuna o por desgracia –ahora no sé qué pensar- aquí estoy. Mareado y dolorido, es verdad. Con linfas malolientes alrededor, pero estoy todavía vivo. O esperando vivir.
Ahí acabó mi diario prenatal. La verdad es que quisieron abortarme. Matare en el útero.
No lo consiguieron."

sábado, 6 de marzo de 2010

275 gramos. La vida por delante




Leímos en la prensa estos días la noticia: Sobrevive en Alemania el prematuro varón más pequeño, con 275 gramos. Se trataba de un bebé que nació el pasado mes de junio en Alemania, y que con ese peso se ha convertido en el neonato varón más pequeño del mundo que ha logrado sobrevivir. Por lo visto, con menos de 350 gramos de peso los neonatos prematuros fallecen al poco de nacer. Sin embargo, este bebé, un niño que vio la luz el 25 de junio del año pasado, vino al mundo en la vigésimo quinta semana de gestación. Se trata del cuarto bebé del mundo en sobrevivir al parto con un peso tan bajo, el primero de sexo masculino por detrás de tres niñas. Las posibilidades de supervivencia de los bebés prematuros son un 25 por ciento más altas que las niñas, por lo visto. Tras seis meses en la unidad de cuidados intensivos de la clínica, el niño fue dado de alta el pasado mes de diciembre con 3,7 kilogramos de peso.

Da que pensar. Y más estos días, con la ley del aborto recién aprobada y la manifestación de mañana en Madrid.
Me recuerda esta noticia algo que cuenta Ramón J. Sender en El jinete y la yegua nocturna, un conjunto de relatos alrededor de las andanzas de un soldado español que busca la yegua que ha perdido. Lo voy a buscar, y lo subiré en cuanto la encuentre, seguramente en una entrada distinta a esta (la letra de los comentarios es muy pequeña)

jueves, 4 de marzo de 2010

IMPOSIBLES (XV)



La Plaza de los Amantes.
Plaza Tras el Mercado, dice la placa que nos habla de otros tiempos que hemos visto en fotos antiguas del Teruel que no vimos que anda por ahí por la red.
El arreglo, pendiente de toda la vida, parece que se va acercando, y se teme uno lo peor. Mäs hormigón, más dureza, más frío urbano.

A un lado, las instalaciones de la Fundación Amantes, junto a San Pedro. A otro lado el edificio nuevo (multiservicios, oficina de información turística incluida). Y también lo de siempre. Edificios en ruina, dejadez institucional y este muro de la vergüenza. Con sus brotes verdes. Volveremos a las raíces, dice el gracioso de turno. Volveremos.
De momento, imposible

miércoles, 3 de marzo de 2010

Casa con dos puertas






Nacimos en los años sesenta, al principio de una década de incertidumbre mundial, y nos enteramos un día de que éramos muchos los que pertenecíamos a esta generación.
Nos criamos en la calle, llevamos pantalones cortos hasta hartarnos, fuera invierno (entonces nevaba más, o eso creemos) o verano (entonces íbamos al río, que llevaba más agua, o eso creemos), nos dieron leche(s) en el colegio, nuestros padres pocas veces nos daban la razón ante los conflictos escolares, recibimos una escolarización más larga (y ciertamente mejor) que la de ellos, que apenas fueron a la escuela por culpa de la guerra de la que se hablaba mucho en las sobremesas y cuando llovía y nos quedábamos en casa, porque entonces se estaba mucho en la calle. Alguien me sugirió que se estaba mucho fuera de casa, calle san Juan arriba y abajo, viendo escaparates por los porches, hablando do de quienes se cruzaban por el tontódromo o calentándose la espalda en la pared del Óvalo porque, total, en casa hacía la misma temperatura que en la calle y porque en la calle no se gastaba luz ni estufa, y ahorrar era fundamental.
Pasábamos ratos en casa de nuestros vecinos, recibíamos visitas que no se habían concertado previamente, veíamos la tele en casa de algún vecino o amigo, otras familias utilizaban nuestro teléfono, jugábamos en la calle, hacíamos batallas de piedras, nos poníamos perdidos en la glorieta, me frotaban las rodillas con Gior, y las chicas jugaban a la luneta y amenazaban a mi hermano Pepe con abrirle la cabeza con el tejo si volvía a meterse en su juego.
Estrenamos sistema educativo (la egebé, hicimos fichas y más fichas hasta hartarnos de las matemáticas de teorías de conjuntos), luego vino el Bup con el que algunos profesores nos dijeron que se iba a acabar el mundo, yo era mediopensionista y me quedaba al estudio en Las Viñas (salía de casa pasadas las ocho de la mañana, regresaba poco antes de las diez, en un pesetero que era una extensión de nuestro recreo o del campo de fútbol, hasta que Damián, Cristóbal, Joaquín o Miguel paraban el autobús en medio de aquellos caminos polvorientos que atravesaban sembrados por San Cristóbal y nos amenazaban con mandarnos a todos a hacer puñetas).
Íbamos a Zaragoza de médicos, nos mareábamos en el autobús que paraba en todos los pueblos o desesperábamos a nuestros padres en aquel automotor que pasaba ratos muertos en apeaderos oscuros y del que nos contaban detalles de un accidente en el que todas las familias tenían un familiar o un conocido que había muerto o se había salvado de milagro.
Nos llevaban al cementerio por Todos los Santos, conseguimos librarnos de la Procesión de los Cagones, y supimos lo que era el cuarto de las ratas en el colegio.
Nuestros padres trabajaban, hacían horas extras, se buscaban la vida. Algunos tuvimos la suerte de seguir estudiando, sin la presión de los numerus clausus o de las notas de corte, bastaba con aprobar la selectividad, la de la famosa conferencia (la mía, sobre el origen del universo), la primera vez que hacíamos un examen sobre algo que no habíamos estudiado. Dicen que la generación de nuestros padres se había empeñado en que sus hijos tuviéramos un futuro mejor. Se abrían muchas posibilidades. Acabamos la carrera en los ochenta, no quiero ni pensar en la inflación de entonces o en las cosas que pasaron (23F incluido).
Y nos pusimos a trabajar. Y a consumir. Y a pedir créditos y firmar hipotecas. Y a viajar. Y a ver lo que cambiaba el mundo: se cayó el muro, el mundo giró hacia oriente un once de septiembre, todo pasó a ser cuestionable. Hasta nuestra edad de jubilación o el futuro de nuestras pensiones.
Será porque dentro de unos meses hará veinticinco años que terminé la carrera (entonces simplemente Letras, ahora me pierdo en el entramado de nuevas titulaciones, itinerarios y demás), pero he caído en ese “algo de superstición y fetichismo” de la manía cronológica que denostaba en algún escrito reciente José Carlos Mainer (que, por cierto, se jubila si no es que se ha jubilado ya, que esa es otra). Veinticinco años. Aumenta el número de parados, y veo/oigo entrevistas a gente de mi edad que asegura que en las entrevistas de trabajo son rechazados porque son ya mayores.
Gracias a Dios, trabajo con adolescentes. Y verlos en las aulas o por los pasillos del instituto que abandonaremos pronto, ahora que el Segundo de Chomón se traslada a la otra punta de Teruel, junto a la Fuente de la Teja a la que íbamos medio a escondidas en la bici, medio a escondidas porque estaba muy lejos, me ayuda a comprender a la generación siguiente. Han cambiado mucho las cosas, seguro. Y están desconcertados. Como ante la puerta de la foto. No es fácil tomar decisiones: las dos puertas se parecen mucho, habrá que tener suerte. O provocarla. Nunca se sabe