sábado, 28 de diciembre de 2013

Colores




Hace años, Maradona jugaba a fútbol. Yo también. Pero ocupábamos ámbitos distintos, y me temo que ahora correríamos la banda a otro ritmo.

Hace años, comprábamos carretes de película, los metíamos dentro de una cámara fotográfica que registraba los colores y la intensidad de la luz sobre un material de una sensibilidad determinada, los sacábamos cuando se gastaban, los llevábamos a la tienda que los mandaba a revelar, y al cabo de unos días, recogíamos un sobre lleno de incertidumbre que contenía cartulinas rectangulares que tantas veces nos decepcionaban. Los entendidos decían que, como mucho, recuperabas un par o dos de fotos aceptables por carrete.

Pero eso era hace años, como lo de Maradona. Como lo mío, mal que me pese, que me pesa. Por entonces, el pibe le sacó provecho al deporte y anunciaba en televisión una marca de carretes fotográficos. Sonreía a la cámara y decía estos son mis colores. Poco más. La frase tenía su qué entonces, cuando se hablaba de los futbolistas extranjeros, de lo escandaloso del dinero que cobraban, de manera que cuando fichaban por un equipo nuevo siempre afirmaban que esos colores, los del equipo nuevo, eran en realidad sus colores, los que habían deseado defender de toda la vida.

Ahora el fútbol también va de colores. Los colores, el deporte, el circo y el pan, siguen haciendo patrias. Se está reescribiendo la historia una vez más, tentáculos siniestros buscan agarrarse donde puedan y como puedan a una identidad que explique su sinsentido. Y nos sacan los colores. Mientras, se aprovecharán de la ignorancia y de la falta de respuesta de quienes callan por no ofender. El viejo y estéril conceder sin ceder con ánimo de recuperar. Viejos colores se nos roban, se manipulan, se utilizan.

Pues nos van a contar una de romanos. De Roma parece que vinieron los colores que tratarán de apropiarse como seña de identidad exclusiva, tal vez excluyente. Lo cuentan Fatás Cabeza y Guillermo Redondo. Por lo visto (por lo leído) los colores que se nos disputan vienen de las cintas del lemnisco de los sellos del documento que vinculó el Reino de Aragón con la Santa Sede, la de Roma, a raíz del viaje que Sancho Ramírez hizo a Roma para consolidar el entonces joven Reino de Aragón, cuando el Papa le ofreció vasallaje, y que de paso motivó la devoción por San Pedro en estas tierras. Lo dicho, aunque tú lo sabrías contar mejor, no te escondas. Nos están contando una de romanos y corremos el riesgo de convertirnos en recuerdo nostálgico con el punto de romanticismo que da lugar a fenómenos pintorescos, como si estos no fueran nuestros colores.


Me dejaré llevar. Como es el Día de los Inocentes, te diré que aquí las inocentadas siempre las hemos pagado los mismos, no cotiza la madera de listillo.



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