viernes, 20 de noviembre de 2009

Los ojos del gato





Hace unas semanas, alguien abandonó un gato junto al retén de la Policía Local. Era una mascota habituada al trato con personas, no huía al ver cómo se le acercaba la gente. Una vecina empezó a darle de comer. El gato no molestaba. Comenzaron a bajar las temperaturas, y pronto encontró la salida del aire acondicionado de las oficinas municipales de la calle, donde ronroneaba perezosamente a la esparlera del menú del día. Pero ya empezaba a molestar.
Una tarde aparecieron dos chicas con un transportín. Les daba pena la vida del gato, aunque a él parecía no importarle demasiado tener que esperar a que le trajeran la comida y pasar el día al calor del aire acondicionado municipal. Quién sabe qué vida había llevado anteriormente. Por eso, huyó y ya no se le vio por la calle hasta la mañana siguiente, cuando salió del sótano que habìa okupado semanas antes, en busca del desayuno, que ese día le esperaba, más apetitoso que nunca, dentro de un transportín.
Amigo,no te preocupes. Te irá muy bien con tu nueva dueña.
Añado la canción que me venía a la cabeza cada vez que envidiaba tus siestas municipales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario