Una lectora originaria de Quicena nos comenta sorprendida que calabazero (con zeta, insiste) es el mote de la gente de su pueblo, y que desconocía que tal adjetivo fuera aplicado a gatos. Pregunta si alguien conoce el motivo, tal vez relacionado con alguna leyenda antigua que merezca ser dada a conocer, y adjunta copia del Diccionario aragonés del padre Andolz para confirmar su aportación.
Nos hacen llegar de parte de don Valero Ángel Salvador que en Blesa, se llama calabaceros a los gatos de la segunda camada, los que nacen al final del verano. Añade un subalterno de este cuaderno que en Quicena sacarán punta a semejante comentario blesino (sic).

Sobre caballos broncos y guitos, los expertos consultados no se ponen de acuerdo, aunque la misma lectora que aportó el carácter calabacero de los nacidos en Quicena, añade que según el padre Andolz guito es cualquier animal que cocea, independientemente de las patas de las que se trate, y que el Diccionario de la Academia llama bronco a cualquier caballo que esté sin domar, con lo que el saber de Tablones quedaría en entredicho en el relato que nos ocupa, si bien el desliz bien pudiera achacarse a lapsus calami por parte del narrador.
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