El Instituto de Estudios Turolenses acaba de publicar el libro Las Escuelas Normales de Teruel (1841-2004). El empeño por la supervivencia, que se presentó el pasado miércoles en Teruel.
Siempre es interesante hacer un recorrido por la historia de un empeño que sobrevivió y ha de reflejar inevitablemente los diversos momentos de la historia, porque la experiencia nos enseña que la escuela no hace más que recoger lo que es la sociedad (y en muchos casos, sus dirigentes) en un momento dado.
Esta obra conjunta de Pilar Abós, Amparo Sánchez y Javier Grimalt ve la luz en un momento muy interesante, cuando parece que ha llegado la hora de echar la vista atrás y ver qué ha pasado en la escuela estos últimos veinte años en España, tras la aprobación de la Logse, y ya antes con la Ley General de Educación de 1970. Se ve necesario alcanzar un pacto que resuelva lo que ya nadie oculta que es un problema: el índice de abandonos de la enseñanza obligatoria, el bachillerato corto, la formación profesional en continuo debate, los problemas de la universidad (Bolonia somos todos, no es algo lejano, veremos a cuántos grados se cuece esta cocina de diseño). Un cóctel peligroso para estos tiempos de crisis. Esperemos que además de los políticos, puedan hablar y ser escuchados quienes permanecen a pie de aula, día tras día.
Siempre es interesante hacer un recorrido por la historia de un empeño que sobrevivió y ha de reflejar inevitablemente los diversos momentos de la historia, porque la experiencia nos enseña que la escuela no hace más que recoger lo que es la sociedad (y en muchos casos, sus dirigentes) en un momento dado.
Esta obra conjunta de Pilar Abós, Amparo Sánchez y Javier Grimalt ve la luz en un momento muy interesante, cuando parece que ha llegado la hora de echar la vista atrás y ver qué ha pasado en la escuela estos últimos veinte años en España, tras la aprobación de la Logse, y ya antes con la Ley General de Educación de 1970. Se ve necesario alcanzar un pacto que resuelva lo que ya nadie oculta que es un problema: el índice de abandonos de la enseñanza obligatoria, el bachillerato corto, la formación profesional en continuo debate, los problemas de la universidad (Bolonia somos todos, no es algo lejano, veremos a cuántos grados se cuece esta cocina de diseño). Un cóctel peligroso para estos tiempos de crisis. Esperemos que además de los políticos, puedan hablar y ser escuchados quienes permanecen a pie de aula, día tras día.
Vuelvo al libro. Leo en la prensa que el acto de presentación del libro estuvo cargado de nostalgia. No me extraña. Además de las razones que ofrece el periódico, muchos recordamos a quienes nos enseñaron a leer y escribir. Y les estamos agradecidos. También a quienes se preocupan de favorecer la reflexión y, por qué no, la discusión y el debate, tan necesarios hoy en la institución donde se fragua el futuro de la sociedad.
PD:
Reconozco que sólo hace unos días descubrí la placa de la nueva calle. Antes, Mártires de Teruel. Pues eso. Mi felicitación. Y un recuerdo: La crónica negra del Magisterio español, de Fermín Ezpeleta Aguilar, un buen telón de fondo para este libro, tal vez.
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