miércoles, 29 de diciembre de 2010

San Silvestre



Estamos en la última semana del año, y nos sometemos (gustosos, diría, si no deseara parecer tan previsible) a la tiranía del viejo intento de comprender el paso del tiempo, la sucesión de meses y años que nos hacen sentir la necesidad de hacer balance cada vez que llama a la puerta el 31 de diciembre. Quien se someta a semejante tarea tal vez se vea como aquel muñeco inerte que una mano desconocida arrincona una vez terminada la función, mientras hace recuento de sus pertenencias y del éxito o del fracaso de lo que se había propuesto para los centenares de días que en su momento la vida le puso por delante.

Se acaba una decena de años redondos y no falta en los medios de comunicación el listado de lo que ha sido esta década: avances tecnológicos, cambios en el escenario mundial, nuevas preocupaciones cada vez más acuciantes, desafíos apenas imaginables al terminar el siglo anterior, un cierto desconcierto.

Eso sí, mucho estudio, mucho balance, pero poca capacidad de resolución. Será difícil llenar el vacío que siente el estómago ante la novedad de un año nuevo, sobre todo para quien vaya siendo consciente de sus limitaciones y no crea en los cambios cualitativos que no sean consecuencia de un esfuerzo continuo y, por qué no, de la suerte de tener alrededor a quien le ayude, se lo permita o al menos no se lo impida.

Echará a andar el año nuevo, y nosotros con él. Ahí espero encontrarte, recorrer contigo esta sucesión de metas volantes, y por eso te deseo lo mejor: buen hacer, paciencia, un poco de suerte y capacidad de aguante. Lo que llaman ilusión.

Hasta el año que viene.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Mensaje en una botella



Me preguntabas por estos días.

Copio, tomo prestadas palabras, sin ánimo de devolverlas a su dueño, que las lanzó al aire sin remite porque acaso no creyó que fueran suyas.


"Quizá ya no des importancia a lo que no la tiene, es lo primero que debería enseñarse a todo el mundo y en cambio nadie se ocupa de eso, al contrario: se educa para que cualquier idiota haga un drama de cualquier tontería. Se educa para sufrir sin verdadero motivo, y con sufrir por todo no se gana nada, o con atormentarse. Eso paraliza, eso abruma, eso impide moverse...
… se vive en un mundo irreal, delicado, de mentira, blando. – “Cursi”, pensé, al inglés le falta esa palabra tan útil, y tan amplia." 

lunes, 20 de diciembre de 2010

Bien


Va de lugares comunes y frases hechas hoy, seguro.
Se acaba el año 2010 (notición), se habla de la crisis, y haberla, hayla; todo el que se cruza contigo, venga de donde venga, que estos días vienen, dice que esto va para largo, y se empieza a admitir que las guerras de cifras de parados, los malos datos económicos y la amenaza de la necesidad de un rescate de la economía española no es sólo cuestión de palabras o de lo poco que nos quieren en Europa. Que va en serio.
No me extraña, pues, ver la cara de estos pobres en la fachada del edificio de doña Blanca. Las paredes, testigos de la historia, hablan por sí mismas.

En 1902 vieron huelgas generales, o cómo las fuerzas armadas salían a cobrar la contribución. Y en 2008, año de su arreglo definitivo, vieron la quiebra de aquel banco americano, Lehman Brothers, y se desató el pánico, aunque aquí nadie tenga culpa de nada.
Empieza el año, este en sábado, y según la Wikipedia, será un año normal, es decir, no bisiesto, a juicio de esta cátedra de la modernidad que en un segundo de nada nos informa de lo que antes nos costaba tanto rato averiguar, y que algún ingenuo cree al pie de la letra. De momento, a mí ya me han regalado el Calendario Zaragozano, la wikipedia de los castas, que este año me he propuesto anotar día a día para comprobar cuántas veces se equivoca la atmósfera. Tiempo tendremos.
Habrá que mantener la calma, no dejarse llevar por la ansiedad de la sucesión de noticias, temores, advertencias y turbulencias electorales. Cada uno a lo suyo, aquí no es nada culpa de nadie, y parece ser que todos son iguales. Y si no, este vídeo, que demuestra nuestra capacidad de entendernos sin aclararnos gran cosa.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Bandera azul

Vaya por delante que siempre he considerado que ser bilingüe, tener dos lenguas maternas, debe de ser una suerte. Cosa muy distinta de ser políglota, que también debe de ser buena cosa, aunque políglota era Sandor Márai, el escritor húngaro que se cruzó en el camino de tantos lectores sin necesidad de grandes campañas publicitarias, y decidió un día regresar a casa porque era incapaz de vivir sin su lengua, pese a las amenazas del gobierno húngaro tras la Segunda Guerra Mundial.  Más tarde no tuvo más remedio que dejarlo todo y se estableció en el extranjero. “Para mí esa lengua y esa literatura significaban una vida plena, porque sólo en esta lengua puedo decir lo que quiero decir (y sólo en esta lengua puedo callar lo que deseo callar)."
Lo habitual para mucha gente es ser bilingüe. Milosz, otro escritor (a este lo redescubrió primero el Nobel, más tarde la película Bajo el sol de Toscana, en una escena memorable) asegura: “como siempre oía hablar ruso a mi alrededor, yo mismo hablaba ruso, sin darme cuenta de que era bilingüe y de que modificaba los movimientos de mi boca según me dirigiera a mi gente, o a los extranjeros.” Algo parecido sucedió con Borges, que se manejó en dos lenguas desde su infancia (inglés con su abuela, español con el resto del mundo), y cuentan que a los siete años escribió en inglés un resumen de la mitología y al poco tiempo se atrevió con la traducción de El príncipe feliz de Oscar Wilde. Tela.
Pero no hace falta ser un superdotado para que esto ocurra. Por lo visto, nuestro cableado neuronal está preparado (de serie) para albergar el dominio de varias lenguas, como prueban los casos tan habituales de regiones fronterizas y países con mezcla de culturas. También aquí en España, donde por los avatares de la política y del recuento de votos necesarios para sobrevivir, ya hace años que el nacionalismo se apoderó del uso y del abuso de la lengua. Y es que la pela es la pela. 
Y si no, basta analizar este cartel, plantado en una tierra bilingüe que poco tiene de nacionalista. El lenguaje delimita, da forma y sentido a la cultura, pero la cultura necesita de la subvención, y entonces el poder hablará el idioma que entienda quien abre y cierra la caja.


lunes, 6 de diciembre de 2010

San Nicolás

Hoy es San Nicolás, un santo que pasa desapercibido entre el día de la Constitución y la fiesta de la Inmaculada, pero que tal vez sea el santo más popular en la ciudad de Teruel. Basta subir un lunes hasta el colegio fundado por Dolores Romero hace poco más de cien años para comprobarlo. Además, desde la renovación del interior de la capilla, la calidad artística de la iconografía rica no deja indiferente a quien la visita, aunque no vaya a pedir al santo ayuda para llevar adelante con tranquilidad los achaques de la economía doméstica.
Para quienes nos criamos en el centro de la ciudad Teruel, cruzar los Arcos tenía algo de aventura. Carretera de Alcañiz arriba, nuestro Teruel se acababa poco después del matadero municipal, y a lo lejos quedaba aquel árbol solitario de la casa de Cagarruto y poco más, pasadas las casas baratas. Hacia el sur, algunos de nuestros amigos ya se habían ido a vivir al otro lado del Viaducto, y cuando venían a vernos decían que iban a Teruel. El barrio de Dolores Romero tenía su encanto. Todavía quedaban algunas cuadras, las calles nos resultaban extrañas, y raramente andábamos por allí como no fuera acompañados.
Muchos lunes acompañé a mi madre y a su hermana hasta el colegio de San Nicolás. Cruzábamos los arcos mirando de reojo a lo alto, donde al último arco se mete en las entrañas de lo que para nosotros era un laberinto de callejas.  En algún lugar conté algo sobre la leyenda de las armas, escudos y espadas que se escondían arriba en el cangilón del agua que decían que acaba en unos aljibes legendarios: aún he de subirme algún día a comprobarlo, no sea que con los arreglos y los planesurban y planesé acabe todo en un taller municipal.
En el colegio, todo nos sorprendía. Los internos (debía de subir yo a la hora de merendar, recuerdo aquellas canastas enormes llenas de bocadillos, hay que ver lo curioso de los recuerdos superficiales, que se vuelven tan sugerentes), el frontón, el campo de fútbol… y una pileta de agua de riego, arriba, a la que nos hacían prometer que nunca nos acercaríamos porque nos decían que se había ahogado años antes un niño de nuestra edad (otro lugar al que sólo se podía ir de escondidas: los Jardincillos, menuda selva).
No hace mucho volví a visitar la capilla de San Nicolás. Menudo atracón de nostalgia. Me cuentan que hoy reciben muchos niños los regalos de este santo en otros países europeos. Un auténtico rescate en los tiempos que corren. Y si no, echa un vistazo a lo que son ahora sus instalaciones
Y además, hoy es lunes.


(Para saber más - o mejor, para enterarse de algo, no vayas a pensar que esto es cuestión de nostalgia: http://www.nico100.es/, y también http://www.caritasteruel.org/files/Memoria%20Caritas2009-FINAL[1].pdf)

viernes, 3 de diciembre de 2010

Un relato


Sucumbí a la tentación de presentarme a un concurso literario. Lo he hecho varias veces, ya he tenido suerte en alguna ocasión (eso son los concursos literarios, cuestión de suerte, de presentar la historia adecuada en el momento adecuado, en otros casos se trata de calidad literaria), y decidí hace tiempo no volver a hacerlo. Pero la experiencia del Maestrazgo, sus paisajes, su historia, su gente, me hace olvidar mis buenos propósitos.
Me permito la indecencia de colgar aquí lo que envié:
http://www.mediafire.com/?fmauztean5weoq1