martes, 23 de abril de 2013

Pulmón



Se ha presentado en sociedad el proyecto de recuperación de los Monotes, el área ahora degradada que se dedicó a la extracción de las arcillas de Teruel. Enhorabuena. Teruel se merecía un gran parque, un pulmón, se dijo en el acto institucional. 

Nos contarán que, en época de crisis, es un gran proyecto, porque no le cuesta un euro a la ciudad, aunque a estas alturas ya todos sabemos que gratis no hay nada. El dinero público no es gratis, y lo pagamos, y bien. También los fondos europeos. Que no le cueste dinero al Ayuntamiento, que le cueste poco a la administración autonómica, que a Madrid le pase solo rozando, vale. Pero el contribuyente contribuye aquí, allá, y en Bruselas. Nada sale por generación espontántea de un vacío incógnito, ninguna decisión es gratuita. 

Mi felicitación a una ciudad, a unos ciudadanos que asumen las servidumbres del centro histórico (por qué si no, no hay apenas árboles en el centro), que ya han perdido varias ocasiones para disfrutar de zonas verdes, aunque fueran pequeñas en comparación con lo que se anuncia que viene. La Plaza de las Monjas (¿recuerdas aquellos otoños de montones de hojas a la salida del colegio?), la Plaza del Mercado (lugar ahora de frialdad alucinante), los jardines de la Plaza de San Juan y su fuente en paradero desconocido, o los de la Glorieta, que pasó a peor vida, cuando se coronó el gris ciudadano en lo más alto y desterró las esculturas de la fuente al Polígono de la Paz. 

Llega un gran parque ciudadano, fuera de la ciudad. Los Jardincillos y el Parque de los Fueros, ahora que viene el buen tiempo, hacen un gran papel. Ahora llega el momento de que quien planea, diseña, gasta, lo haga con la cabeza. Y pensando en los usuarios. 

Habrá que consultar con los ciudadanos, también con los técnicos. Y con los profesionales de la salud: el impacto de un parque puede ser también perjudicial para la población que padece de alergias. Los alergólogos algo tendrán que decir. Cada baja laboral con motivo de una crisis alérgica, junto con la medicación necesaria, tiene un coste, personal y económico, paga la persona de baja, que ve disminuidos sus ingresos sin tener ninguna culpa, paga la sociedad la cobertura sanitaria. 

A ver si ahora todo queda muy bonito y resulta que un parque puede en realidad ser oneroso. Y no hablamos de dinero, ya sabes.

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