miércoles, 24 de junio de 2009

VIDA INTELIGENTE



Ayer vi en televisión las imágenes del acto de entrega de los premios nacionales de la cultura. Me gustaron los discursos, tan medidos, tan precisos, con la oscuridad necesaria (¿por qué un recuerdo especial para Millás?), la a mi entender precipitación de una ministra tal vez poco rodada en actos de este tipo, y la ironía mal ejecutada del presidente del gobierno aragonés.
No era momento para la ironía (bastó tal vez con la referencia de la ministra a los actos culturales como armas de construcción masiva), y el presidente aragonés, seguramente sin proponérselo, se convirtió en el centro de las suspicacias.
Lástima que esto de
la vida, y vida inteligente no es la primera vez que lo dice en un discurso. Ya lo utilizó en 2006 con motivo de la disputa por los bienes religiosos de la franja oriental, cuando ironizó que los políticos catalanes, con su prepotencia, olvidan que fuera de Cataluña también hay vida inteligente. Por eso, presidente, me parece que usted se equivocó al volver a utilizar esa expresión aquí. Segundas partes nunca fueron buenas, ya lo sabe. Y fuera de su contexto, en un terreno que los poderes públicos abonan con frecuencia como medio ideal para el crecimiento de la suspicacia, menos.
Y el arreglo esta mañana en un acto institucional celebrado en Zaragoza, lo peor. Da la impresión de que usted trajo el discurso preparado, y quien lo redactó echó mano de frases de aquí y de allá. Pero la hemeroteca tiene buena memoria.
De todas formas, bien, muy bien, los discursos fueron muy buenos. Y el acto, impresionante. También los saludos en la Plaza del Torico. Ustedes están ahí porque nosotros estábamos fuera. Al sol.

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