viernes, 5 de julio de 2013

Imposibles (LXXI)



Quería estar y no estar, quería que todo aquello fuese un sueño y temía a la vez despertar de él a la pesadilla de la realidad.
Luis Landero, Absolución



Toma, por quejarte. Nos visita el bochorno, en pleno fin de semana vaquillero. La ciudad de Teruel se transforma, mañana, tras la Salve y la subasta de palcos, se adueñará de las calles la locura de tanta gente que visita la fiesta sin apenas parar para conocer siquiera lo mínimo del sentido de esta fiesta, de toda fiesta, un vale todo sin remedio, un imposible.

El domingo reinará el silencio, evitarás a tantos que duermen una resaca profunda, tirados por el suelo, que luego se arreglarán y tomarán el coche de vuelta a sus destinos, o pasarán el domingo en fuera de juego. Colas de vehículos parados en la variante, a la entrada de la Autovía Mudéjar, supervisadas (nunca mejor dicho) por el helicóptero que velará por la seguridad a la que algunos renunciaron. 
Se hará el silencio esa mañana durante un rato en la Plaza del Torico, estarán en la calle algunos que no se atrevieron a salir el sábado porque pensaron que aquello no iba con ellos.
Domingo de merienda, charangas, noche larga hasta el ensogado del lunes. La ciudad volverá a vibrar, al encuentro de su origen mítico, momento de encuentros y reencuentros, pero será algo distinto.
Nos veremos por la calle. Un imposible, cierto.




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