martes, 4 de enero de 2011

Cagaprisas (con perdón).



Alguna virtud había de tener esto de pasear despacio por la ciudad.

Cansado ya de la música de siempre, de las noticias de siempre, de los tertulianos de siempre, dejo los auriculares de la radio, no sea que un día estos nos pase factura el susurro continuo que castiga mientras halaga el oído, y el paseo por fin se convierte en momento de reflexión: ya no puedes esconderte, te quedas solo.

Vivimos deprisa. Nacimos en la parte del mundo que vive saciada. Se quejan algunos padres porque sus hijos no tienen la ilusión por los regalos que ellos tuvieron en aquellos días de frío y escaparates enormes que desplegaban el espectáculo de la fiesta de Reyes. Vivimos deprisa, ya no pasamos unos días esperando las fotos que hicimos en aquella excursión, cuando una vez más el revelado de nuestro carrete nos confirmaba que de cada treinta y seis fotos como mucho salía una bien. Como mucho. Ahora comprobamos en el acto si la foto ha salido bien, la podemos tirar a la papelera virtual de la propia cámara, o cuando tengamos tiempo ya le daremos los retoques y recortes necesarios que nos permitan adecuar la realidad a nuestra manera de verla; y como es gratis, volvemos de cualquier viaje con centenares, miles de imágenes grabadas en una sencilla tarjeta, que acabarán en un ordenador y difícilmente volveremos a ver con tranquilidad porque en seguida tendremos tantas cosas que hacer.

Todo es inmediato. Vivimos deprisa. Siempre localizados en esta selva de señales magnéticas que nadie desea pero a las que nadie renuncia. Se señala a quien no utiliza teléfono móvil. Todos atados por engañosas portabilidades y permanencias pegajosas. Suenan tonos, politonos, pitidos, horteradas, melodías más o menos simpáticas en cualquier lugar, siempre a destiempo. Dónde estás, tardas en llamar, no contestas a mis mensajes. Al menos, hazme una perdida.

Vivimos deprisa. Ansiedad de lo inmediato.

Le pasó a quien no pudo esperar a que se secara el cemento que adecentaba su calle tras tanto tiempo de reclamaciones y quejas. Tengo que pasar. No sé dónde voy, pero voy a toda prisa.


1 comentario:

  1. Cómo envidio a esas personas que saben ponerle palabras a los pensamientos y a las imágenes de cada día. Saber mirar y saber comunicar, ....

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