Pues sí, estamos de celebración. Anoche (sábado, 26 de marzo de 2011, último día de la hora de invierno) el equipo de voleibol de Teruel, que juega en la Superliga (la categoría máxima, la división de oro del balónvolea español, disciplina sin apenas impacto mediático), ganó la Copa del Rey.
El Rey de España no acude al lugar donde se celebra la competición, que dura un fin de semana (poco más, desde el miércoles, con los encantos de Gran Canaria, isla afortunada), pienso que tal vez sea porque hay demasiadas competiciones deportivas que llevan esta denominación, pero la importancia de esta victoria está clara: el equipo que gana tiene asegurada la participación en competiciones europeas (sí, aquí, en Teruel, y luego en el más allá del continente), y como este año el comienzo de la fase final de la Superliga está tan cercano (empieza el próximo sábado, el equipo juega en Tarragona, y el club fletará al menos un autobús, al que se unirán muchos vehículos particulares), esto que a lo mejor a ti te parece una anécdota sin importancia, la tiene: supone un empujón, una inyección de moral, y dará alas a estos jugadores (sí, ya sé, me lo has dicho otras veces, no son de Teruel, son mercenarios, asalariados que amarán estos colores lo que dure un contrato hasta que aparezca una opción mejor y entonces la grada los abucheará, o con un poco de suerte los recordará u homenajeará con un aplauso un pelín paternalista cuando visiten Los Planos). Cosas del deporte. Para alguno, ocasión de echar la bestia, gritar, sacar lo que uno lleva dentro, para otros tal vez simplemente, momento de disfrutar de un deporte completo que combina la agilidad, la inteligencia, la fuerza y el afán cooperativo, eso sí, teñido de amor, cariño, pasión por lo propio. Es lo que tiene la condición humana, que siempre se ha batido con rivales, no sé si por mero afán de superación, de afirmación o de qué.
Vi el partido en televisión por ahí, tomando algo porque nos falló la transmisión de la tele pública nacional. Los tres primeros sets, en el canal de alta definición de la autonómica, tomando algo por ahí (la transmisión no atrajo la atención de muchos, el lugar tenía otros atractivos), y acabé en La Frontera, con las peñas que habían quedado allí (mucho Cansino, mucho ánimo, mucha felicitación), hasta que todo estalló, cuando Guillermo Hernán (“Guille es mi pin”, “Yo soy fan de Guille Hernán”) levantó la Copa. Reconocí muchas caras en la grada. Qué envidia.
Releo estas líneas, y veo que he conseguido llenarlas de tópicos, frases gastadas por el uso. Y es lo que deseo: que hablar de los triunfos del CAI Voleibol de Teruel se convierta en un tópico. Frase usada con frecuencia gastada. Tocando el cielo. Viviendo en una nube.
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