domingo, 26 de abril de 2009

OTRA ESTONDA


Dándole vueltas a la voz estonda, de la que hablé en la entrada anterior, y cuando pensaba contar lo que había encontrado dándome una vuelta por algún motor de búsqueda de Internet, me encuentro con una reflexión del autor húngaro Sandor Márai en sus Diarios, cercano ya el final de su vida, cuando el escepticismo que habría de acabar con él se apoderó de sus días, especialmente tras el fallecimiento de su esposa:

Elogian a un ensayista más que erudito, un sabelotodo que llena sus escritos con lo primero que le viene a la cabeza. Y eso que, desde la invención de la imprenta, el saber por el saber no constituye ninguna virtud: para acceder a él no hay más que acercarse a la estantería donde se alinean infinitos volúmenes de enciclopedias que registran y explican todos los datos imaginables. Antes de Gutenberg, el conocimiento en todas sus acepciones entrañaba un gran sacrificio, pues había que buscar incansablemente la materia que se deseaba aprender. En cambio, hoy en día la erudición ha dejado de representar un sacrificio; si uno no lo sabe todo acerca de lo que habla, es por simple pereza. La auténtica virtud reside en ofrecer algo nuevo y original a partir de estos conocimientos previos.”

Y como Gutenberg y el poco esfuerzo que suponía buscar información en los libros ha sido superado por las virtudes de Internet, te diré lo que he encontrado en la red a propósito de estonda, sin atribuirme, pues, ningún mérito que no sea el de haber dedicado escasos minutos a la búsqueda oportuna y a contarlo aquí.

Conocía el término Stunde, que en alemán significa hora, y sospechaba, también por el contexto de las palabras del documento que citaba (la campana mayor de San Miguel tocaba durante una estonda, de manera que todos los habitantes de la Ciudad puedan oírla) que tenía que referirse a un período de tiempo. En primer lugar, apareció una cita del Libro de Alexandre, estrofa 2545:

Non querria el tiempo en las cuerdas poner
Quando aurie grant estonda en allas a estorçer
Eran de seda fina podrian mucho ualer
Las laçadas de oro do yuan a prender

Sigue el viaje por la red. Una investigadora dice, al encontrarse con estonda mientras hurga la relación de vecindad entre el catalán y el aragonés, que se trata de palabra “de filiación aragonesa”, en catalán estona, hasta que llego a la última estación de este viaje, en la que una nota explicativa de una edición del Libro de Alexandre aclara que se trata de un germanismo que aparece en Asturias, León y Aragón. ¿Coinciden León y Asturias con Aragón? ¿No hay muchos kilómetros por medio? Sí, los separó durante muchos siglos la conquista de los árabes, en medio quedó nuestro idioma sujeto a otras influencias.

Lo dicho, no tiene mérito hoy día acumular conocimientos, picotear de aquí y de allí, citar, cortar y pegar, pero me consuelan otras palabras de Márai en estos mismos diarios: La conciencia de la lengua estaba más viva en el pasado que hoy en día. No olvido de dónde venimos, por eso colecciono lo que un alumno mío llamaba fósiles.

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