miércoles, 22 de abril de 2009

Una estonda


San Jorge, patrón de ingleses y aragoneses. Inglaterra y Teruel comparten bandera, que aquí la globalización viene de antiguo, de los tiempos del dragón. Cruz de San Jorge sobre fondo blanco que el Huesca quiso llevar como segunda equipación y que alguien interpretó como quién sabe qué, cosa que no haría nadie con sentido común en ningún territorio cargado de historia. Y de leyenda, al tiempo.

Cuentan los archivos que la antigua Cofradía de Caballeros de San Jorge, con las rentas que obtenía de sus tierras de la vega del Alfambra, junto al molino trapero de los Sánchez Muñoz, celebraba en la iglesia de San Miguel de la ciudad de Teruel “una misa cantada en el altar de San Jorge, después de las misas mayores de las demás parroquias de la Ciudad, para lo cual la campana mayor de San Miguel tocaba durante una estonda, de manera que todos los habitantes de la Ciudad puedan oírla”. Sucedía mediado el siglo XIV.

De San Miguel, solo tengo un vago recuerdo de los días de la vecina calle de San Martín. Era una iglesia fría de la que mi madre contaba que se oía girar la veleta desde la nave en días de cierzo. Se cerró definitivamente el templo, y tras muchos años, un alcalde (don Luís Fernández Uriel, de grata memoria, alcalde al cabo de la calle que no evitaba el encuentro, diálogo o discusión que a veces terminaba en broma) trató de adquirirla para uso ciudadano y ahora duerme (la iglesia, no el alcalde) el sueño de los justos. Con la rehabilitación de este espacio, pretendía abrir una sala de exposiciones destinada a enriquecer la infraestructura cultural de la ciudad. Y el proyecto, como la iglesia y su veleta, quedó congelado. No tengo noticia de ruidos extraños en días de cierzo.

San Jorge, fiesta recuperada en días de autonomía de vía lenta, con tintes reivindicativos que van camino de dormir el sueño de los justos que se acomodan sobre la pereza de un puente festivo (ya sabes, “Aragón, el sueño que compartimos”), anda un poco como el templo de San Miguel, su misa diaria y la veneración del santo.
Se recuerda la memoria del guerrero en la iglesia de la Merced, una joya que te recomiendo visitar si la jornada invita al paseo. ¿Y la campana? Una campana de San Miguel, no sé si será la mayor, suena hoy en Santa Emerenciana, al otro lado de la ciudad. Eso sí que son signos de los tiempos. Algo es algo. Reciclaje. Y lo de la estonda, me lo reservo para algún comentario.

(Mi agradecimiento a la mano diestra de Diego HE, que recompuso esta foto)

1 comentario:

  1. Hace unos 7 u 8 años, un sábado por la tarde, vi cómo cargaban un camión en la puerta de San Miguel. De forma descuidada, amontonando sin sentido lo que a mi parecer podía tener un cierto valor. Llegué a casa, lo comenté y la intuición nos hizo madrugar el domingo y acercarnos al vertedero de Teruel. Alguien había sido más tempranero pues contemplamos cómo cargaba en una furgoneta una pila bautismal de piedra y otras cosas que no alcanzamos. Nosotros recogimos fragmentos de tallas de madera góticas (seguramente neo y sin importancia pero bueno), un arcón con restos de la cera y sus cirios, y parte del alma del órgano. Ésta está forrada con periódicos de 1885 (El cascabel, por aquello de quién se lo pone al gato)en ellos he encontrado algunas perlas.
    En fin, que en la escombrera descansarán seguramente muchos retazos de la historia de la iglesia. ¡Si las escombreras hablaran! Novella decía que en la Ronda están los fragmentos de la bóveda de la iglesia de San Juan, con sus pinturas.
    Como hablas de reciclaje ahí hay una buena cantera.
    MJ

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