sábado, 9 de julio de 2011

Sábado de Vaquilla

Lo prometido: nos volvemos a ver tras dos meses de ausencia. Prometí ver al candidato hoy, por primera vez de cerca, en un acto oficial en el que la etiqueta cambia: pantalón blanco, camisa blanca, gorrinera, pañuelo y faja.
Es la mañana de la Salve, recordamos al último racionero, se nombra Vaquillero del Año y se subastan (en pesetas) los palcos de la Merienda.
Empieza el ritual que cambia el rostro de la ciudad, y del que habrá que hablar en serio un día, porque es verdad que la fiesta hipoteca incluso la fisonomía del centro histórico, y no es de desear que la fiesta se convierta en una quedada de las redes sociales en la que vale todo. Pero ya veremos, mucho miedo da hablar de esto.


Una mañana que, por mucho que se repita, tiene algo especial para tanta gente. Uno de los pocos momentos en los que parece que todo el mundo está de acuerdo. En el pleno, mucha cara nueva, nervios protocolarios, miedo a no saber estar. Da igual, se aprenderán la lección. Lo que importa que es se pongan a trabajar. No sé si hay mucho tiempo que perder, ni siquiera si no tendremos que acabar echando mano del Seisado.
Supongo que los días que estamos viviendo (no sólo en Teruel, nos hemos hecho globales, una cosa sin la otra no han de funcionar) saldrán un día en los libros de historia. Dicen que es una civilización lo que se tambalea, no sólo un sistema económico. A estas horas, si estás leyendo este blog, la que se tambalea es una ciudad, aunque estarás de acuerdo conmigo (lo comentábamos esta mañana en el Salón de Plenos) en una cosa: lo del sábado, la aglomeración de gente, el macrobotellón, el follón del extrarradio, la gran meada ad libitum no es lo que más te gusta. Si es que ni siquiera gastan un duro.
Seguiremos por aquí, no mucho tiempo, o al menos de otra manera: más fotos, más palabras robadas a otras personas, entradas más cortas, más frecuentes y con una regularidad poco regular.
Nos veremos estos días por la calle. ¿Mi Vaquilla? Peña, vuelta por casa, charanga (mucha charanga es buen ejercicio para la humanidad, fijo), capazos, y tratar de aguantar hasta el primer ensogado de la mañana del lunes, el amanecer único del año. Y el lunes por la noche, cuando le quiten el pañuelo al Torico y estalle la traca, a mirar descaradamente las caras de quienes me rodeen. Una gran lección, quién sabe si para todo el año.
Al menos en algo estamos de acuerdo, aunque nos pongamos pañuelos de distintos colores, nos guste una cosa u otra de la fiesta y seamos de una peña o de otra.
Me gustan estos días. Esta mañana me he vuelto a callar a mitad de la Salve. No era el único, que te he visto por el rabillo del ojo.

1 comentario:

  1. Yo también me callé, Rafa... no me la sé, jajaja. Feliz verano y espero verte pronto.
    Raúl for ever !!!!!!!!!!!

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