sábado, 30 de abril de 2011

Amable integrante de una candidatura electoral: te saludo.




Pensaba titular esto (sí, esto, pronombre demostrativo que indica el carácter pretendidamente neutro, indefinido e inevitablemente prescindible de esta entrada), Querido candidato, pero con el deseo de evitar que lo leas pensando que trato de discriminar al cincuenta y tantos por cien de la población al usar el género masculino dentro de una realidad que incluye tanto a hombres como a mujeres, al margen de lo que es la historia y la morfología de nuestra lengua, lo he resumido como bien lees allá arriba (si es que has, o alguien ha, llegado hasta aquí, señal clara de que el número de los desocupados no disminuye).

Pues bien, quienes participan en una candidatura a las elecciones municipales, tienen mi aprecio. De ahí, mi deseo de salud: la necesaria para aguantar reuniones, sonreír aunque no tengan ganas, viajar, recorrer kilómetros (unos cuantos, ya verás, esto va a resultar que no era tan pequeño), visitar barrios pedáneos a los que no has ido ni en bici, no hallar reposo, quedarte sin fin de semana, y encima aguantar lo que hay que aguantar, de dentro y de fuera, con la de codazos que a lo mejor has tenido que dar para estar ahí.



Salud para recordar todo lo que dices que vas a hacer. Y no te equivoques de nombre de barrio cuando hablas. Y lee los discursos, o no los leas si eres de palabra torpe. Ojo con las gracietas que haces, no cuentes chistes, la gente se deja el humor en casa, están a todas. No te metas con nadie. Y si te picas, que no se note. No entres al trapo. O sí, que se vea tu rasmia


No generes titulares, no te vayas a quedar de reserva

¿Haréis pegada de carteles? Asegúrate: que la arruga no es bella, el retoque de la foto digital hace milagros, pero el cepillo de barrer que de toda la vida se ha usado para este menester, al extender la cola sobre el cartel, te puede amargar la campaña. Esa arruga contra la que luchas te puede hacer mayor, o meterte diez kilos de más que has estado tanto tiempo tratando de eliminar.

Lo dicho. Y si tienes tiempo, piensa en la ciudad que quieres, también para los demás. En los servicios que tienes obligación de facilitar a la ciudadanía, que anda muy sensible. Y ten cuidado si de arriba, luego, te dicen que hagas cosas en las que no crees, te niegan el pan, o te demuestran que te has pillado el acta de concejal con un papel de fumar.

Y un último deseo: nos vemos en la Salve el sábado de la Vaquilla (me parece que será vuestro primer acto público). Ten cuidado. Ahí te vamos a observar. Nos vamos a fijar hasta en el color del pañuelo que llevas. Ya ves: ni en eso nos ponemos de acuerdo en esta ciudad, pero pese a todo la cosa sale bastante bien.

Vaya legislatura (n)os espera.



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