domingo, 4 de mayo de 2014

De cuando España era marca blanca




…como todos los tímidos, yo soy capaz de momentos de audacia. Estos momentos de audacia se me producen, generalmente, cuando tengo una pluma en la mano…
(Josep Pla, El cuaderno gris)

Lo reconozco. Hace unos minutos, por primera vez en mi vida, se me ha ocurrido buscar la definición de marca blanca. Google (un día te arrepentirás de usar motores de búsqueda oliscones, me dicen), tan servil como orgulloso de mostrarme en qué poco tiempo - aproximadamente 2.420.000 resultados (0,30 segundos), dice- me muestra la Wikipedia en primer lugar. De esta tampoco me fío. 
Pero la sigo consultando. Un día prometo crear mi propia entrada en esta modalidad de enciclopedia sobre el blog que me aloja, y me dedicaré a contar sus excelencias a la par que sus excremencias, que las tiene. A lo que iba. Marca blanca, por lo que leo, es la del género que pertenece a una cadena de distribución, aunque esta venda productos que provengan de distintos fabricantes. Interesante. Se trata de que todo sea más barato y más competitivo, aunque no habla la enciclopedia virtual de la calidad de lo que se vende/distribuye, pero no te fíes de mí (gracias, sé que no lo haces), quizá este detalle venga más abajo y yo no lo haya leído. Suele pasar, me canso en seguida de leer. 
El inglés es muy práctico, y a todo esto lo llama B2C, mira qué lengua tan sintética: Business to Customer. Del negocio al cliente, sin otro intermediario que quien lo distribuye, vende, atornilla a proveedores y transportistas, me temo, y de ahí la disputa que de vez en cuando surge en los medios. 
Y ahora, la moraleja. 
Se me ocurre pensar en tantos que andan preocupados por la Marca España, y tienen al Rey dando vueltas por el mundo para vender proyectos que ilusionen una economía cercana al estado de shock: obras públicas, infraestructuras, exportaciones, arte, Erasmus, españoles por el mundo, Instituto Cervantes, deporte – dichosa Marca Madrid que hará temblar a los portugueses que entre dientes, aunque van a ganar mucho dinero con nuestra visita, gritarán viva Aljubarrota al ver danzar a las aficiones madrileñas dentro de unos días. 
La Marca España es marca blanca (no te malicies, no voy de madridista hoy), nuestro país se ha convertido en cadena de distribución que vende productos de diversos fabricantes, tal vez lo haya sido siempre y no lo hemos sabido entender, ni antes, ni ahora. A saber si la moraleja de hoy ayudará a comprender la realidad que nos ha tocado vivir, también a quienes dejaron de considerar a Josep Pla verdadero escritor catalán porque no hace la marca que ellos hubieran deseado. 
Ojo, los colores a veces reflejan una falsa realidad. Pla arrasa en inglés, y no nos habíamos enterado

No hay comentarios:

Publicar un comentario