jueves, 7 de mayo de 2009

PERDIENDO PESO




Está claro que hay temporadas en las que esto no da más de sí. En cuanto pasa la Navidad y se acerca la primavera, todo parece que va mucho más rápido, hasta llegar al agosto de calles vacías en horas de hierro. Todo precipita, un término muy gráfico que nos proporciona la química, según me comentó en un capazo ese amigo de ciencias que todos tenemos, y que nos explica el mundo a quienes no somos ni de ciencias ni de letras.

Somos seres estacionales, funcionamos según el orden del curso escolar, sea por nuestra profesión (mi caso), por la edad de los hijos, sea porque durante el año (todos, me temo, con hijos o sin ellos) añoramos la llegada del verano y sus vacaciones (sí, ya sé que lo he dicho aquí y en otros lugares: prometí hacer un día apología de las vacaciones de dos meses). Por eso, como todo parece que se acelera conforme asoma el final del curso, también se acumulan las tareas que nos gustaría hacer o los libros que desearíamos leer y que con frecuencia se mantienen en fiel espera sobre una mesa, un estante o agazapados en cualesquiera sitios inconfesables que acogen nuestros ratos de lectura.

A mí me ha pasado con los libros de historia de Aragón, que me gustaría leer despacio para retener datos, personas y sucesos, llevado por esa curiosidad que da el apego a la tierra. Y me asombro, cuando (re)leo alguno de estas obras que, lejos de hacernos añorar tiempos pasados, tal vez deberían ayudarnos a entender qué presente deseamos.

Estamos perdiendo peso. Un ejemplo. El paso pirenaico a Francia por Canfranc ha dejado de ser una reivindicación histórica y parece que se acepta una nueva demora sólo para pensar qué se hará, mientras se llevan el gato al agua los territorios de los extremos del Pirineo, que engordan, no sé si a nuestra costa, que aquí funcionan los vasos comunicantes, y lo que se lleva uno es a costa de otro, que la tarta es siempre la misma.

Vienen las elecciones europeas (con circunscripción única, muy significativas desde el punto de vista regional), y es lamentable el poco peso de nuestra comunidad en algunas listas de candidatos, en momentos en los que se premia la variedad (hecho diferencial lo llaman) y lo de aquí siempre se decidirá allí. Seguiremos una temporada más a dieta, pero no te fíes, el fiel de la balanza en la que te pesas no es de fiar.

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