miércoles, 13 de mayo de 2009

UNA DE LEONES


Escribo estas líneas hoy, 13 de mayo, miércoles, cuando faltan unas horas para el comienzo de la final de la Copa del Rey de fútbol en Valencia.

Si no lo sabías (porque el fútbol no te gusta, milites o no en el sector de la sociedad que ha llegado a odiarlo por su presencia en los medios de comunicación), jugarán el Barcelona (el del dos-seis al Madrid del otro día) con el Bilbao (el equipo que sólo alinea jugadores vascos y como mucho navarros). Pongo estas líneas porque esta mañana, al salir de casa, me ha sorprendido encontrarme en la plaza del Seminario y en la del Torico con grupos de aficionados bilbaínos que andaban como despistados por las calles del centro histórico de Teruel.

Me han contado que también andaban por el Óvalo y por las cercanías de los hoteles del Ensanche. Y no todos eran jóvenes. Una señora preguntaba por una administración de lotería (ya sabes, aquella costumbre tan española de comprar lotería en una ciudad distinta de la que habitamos, por si resulta que la suerte nos evita por cuestión de fronteras territoriales).

Pues eso, que les he hecho un par de fotos discretas, no fueran a molestarse, que uno es muy mirado, y me han venido a la cabeza imágenes de la infancia, cuando el Bilbao ganaba las copas, del Generalísimo y luego del Rey con más frecuencia que las ligas, y muchos niños, jóvenes y mayores eran seguidores del club vasco en tardes interminables de radio (radio en mano, sin pudor, no había auriculares, seguro que también lo recuerdas). Hablaban por sí mismos los pósters del As y del Marca de muchas paredes, y seguíamos con atención las imágenes de la moviola del Estudio Estadio de los lunes por la tarde, entonces era impensable ver las imágenes el mismo domingo, se necesitaba tiempo para revelar la película en la que se grababa todo.

No diré que me haya dado un ataque de nostalgia. Simple recuerdo. También del Bar del Cine Marín, centro entusiasta de bilbainismo y discusión futbolera. Teruel, tierra de paso, una vez más, que mira al Levante.



2 comentarios:

  1. Pues nada, goleada. En fin, la historia se les niega.

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  2. Me quedé en la superficie de la anécdota, una vez más, con esto del partido de Copa del otro día. Y me alegra encontrar gente que ve la trascendencia de lo que sucede a mi alrededor. Copio parte de una columna de Plácido Díez en el Heraldo del domingo 17 de mayo, a propósito de las malas relaciones de Montilla y del presidente valenciano Camps:
    "Si quieren emociones fuertes, que se animen los dos a coger el tren desde Valencia hasta Zaragoza y Bilbao. en fin, que ahora que hemos cambiado de lendakari, el presidente Iglesias tiene una estupenda oportunidad de reunirse con Patxi López, sumarlo a la causa y acelerar el corredor."

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