jueves, 28 de mayo de 2009

TOCAR LA LUNA





A un mes de la hazaña del Cai Voleibol Teruel, creo que toca darle vueltas a todo esto. Pese a ser seguidor reciente, ya en la fase de ascenso tuve la fortuna de opinar cuando Diario de Teruel me brindó la oportunidad de hacerlo, siempre en caliente (resulta entonces difícil medir las palabras, las aguas del ánimo andan revueltas y no hay manera de dejar que las ideas se posen, algo relacionado con re-poso, seguro). Así que, en frío, a distancia, quizá sea más objetivo el regreso a los días pasados en Los Planos, ante la pantalla del televisor (cuando esto fue posible, que también ha dado que hablar), o en vivo, en cualquier desplazamiento del equipo.
Una afición ruidosa, entregada, siempre un porcentaje significativo de la población local (lo señaló Carlos Alsina en su programa de radio, La Brújula), es ya de por sí algo significativa. Para algunos, un fenómeno propio de lugar pequeño (aldeano, he llegado a oír y leer) que se vuelca en el fragor de la competición porque esta gloria pasajera lo redime del aislamiento, y no faltará quien piense que todo esto es algo efímero que durará lo que los patrocinadores deseen, y que en realidad no representa a una tierra, porque nutre su plantilla de mercenarios.
Sería una simpleza olvidar la trascendencia de algo que confirma la tendencia humana a animarse a empujar en una misma dirección, o pasar por alto el reconocimiento de un esfuerzo capaz de unir en momentos que tienden al individualismo. Hay mucho trabajo detrás de este éxito, muchas horas de dedicación, y un proyecto en el que han creído profesionales que en otro lugar habrían ganado más, pero que aquí han crecido como deportistas.
No fue fruto de entusiasmo pasajero: el esfuerzo, los entrenamientos duros, la labor oscura de tantos (no hay más que quedarse un rato en los Planos después de un partido para ver el trabajo callado de tantas personas, mero reflejo del trabajo de tantos entre bastidores), el reconocimiento de los jugadores, que se identifican con la afición y con la tierra en la que han venido a vivir, aunque por diversas circunstancias, respetables y nobles, nos hayan de dejar… Todo es ejemplo, modelo. No me sorprende que los humanos, desde sus primeros días, amaran el deporte.
Y el entusiasmo ayuda a hacer cosas grandes. Tocar la luna, por ejemplo. Pero con los pies en la tierra: en seguida comienza la campaña de socios, así que ya sabes.

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