miércoles, 24 de marzo de 2010

Enredando



Cuando la televisión aragonesa, hace tiempo, produjo una serie de documentales sobre los Pirineos en colaboración con las comunidades autónomas que albergan la cadena montañosa, no pasó desapercibida a la audiencia la mención de la existencia de reyes catalanes pertenecientes a la corona catalanoaragonesa. En seguida aparecieron comentarios en los medios digitales, en los periódicos y en las radios, y la reacción oficial no se hizo esperar. Nuestra televisión autonómica volvería a emitir ese capítulo con las correcciones oportunas, aunque quedaba la duda acerca de las correcciones en Navarra y Cataluña, principalmente en esta última. Entonces se empezó a hablar de la inexistencia de dicha corona catalanoaragonesa e incluso hoy es posible unirse en las redes sociales de Internet a grupos que recuerdan que la Corona era Corona aragonesa, sin excluir a nadie, pero con la verdad histórica por delante.
Ahora ha vuelto a los medios el error histórico, con motivo de las comprobaciones que se han hecho en la tumba de Pedro III de Aragón, lo que alguien acertadamente ha llamado intento de normalización de la mentira histórica.
Está bien que los partidos políticos y las instituciones salgan en defensa de la verdad, no olvidamos que la reivindicación del hecho diferencial en Aragón siempre ha venido dado por el reconocimiento del papel de Aragón en el nacimiento de España y de su historia, pero es el momento de echar mano de los estudiosos. Los historiadores aragoneses algo tendrán que decir. Ha llegado el momento de difundir este tipo de errores intencionados que fortalezcan el papel de nuestra comunidad en la historia. También en los medios nacionales.
Y esto no es ir contra nadie. Es señal de verdadera independencia. Que dejen de enredar quienes buscan apoderarse del pasado

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