sábado, 26 de junio de 2010
ONRÍE
La sonrisa, al igual que el sonido de la ese, delata a quien sonríe, aunque la sonrisa no siempre ha de ser sincera (vale tanto para ocultar como para mostrar sentimientos), y el silbido de la ese sonrojará a quien susurra, que será descubierto por el leve roce traidor de la lengua con los dientes, y quedará en evidencia como quien sorbe la sopa.
Por eso, lo mejor que le puede suceder a quien desee sonreír sin que los ajenos, no siempre bienintencionados, descubran sus recovecos interiores, será prescindir de la ese al sonreí. De ahí, mi recomendación frente a la ese traidora, frente al sonido sibilante del susurro que serpentea sinuoso: onríe.
PD: La foto, además, me ha recordado los problemas que se le plantean al protagonista de El orden alfabético de Juan José Millás, que un día descubre que empiezan a desaparecer letras del alfabeto, y las consecuencias son tremendas. Una auténtica pesadilla.
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