martes, 3 de marzo de 2009

Fluidoterapia



Veo en el Heraldo de Aragón de hoy la foto de un anciano de Huesca resignado en su sofá, mientras cuenta a su
entrevistador los detalles de la paliza que le propinaron dos angelitos (hermanos, al parecer) porque les llamó la atención mientras meaban en la calle. Se les ha aplicado un juicio rápido, y se les ha sentenciado a una pena que no habrán de cumplir, pues al parecer carecían de antecedentes penales. Angelitos. Y los menores que les acompañaban quedaron en libertad. Benditos.

Hasta aquí, los hechos. Don José Lacasa, que así se llama el agredido, policía local jubilado que les recriminó su acción, se llevó una paliza que me parece significativa. Así andamos, aquí no pasa nada. Desconozco si tan sólo se han librado de la cárcel o si van a tener que hacer algún tipo de trabajo comunitario que compense lo que hicieron (si es que puede tener compensación) y reeduque (si es que acaso son reeducables) a quienes cometieron esta tropelía. Porque tiene su importancia, la tiene, seguro. ¿Limpiarán calles durante una buena temporada, al menos hasta que don José cure sus magulladuras, si es que la decepción que causa ver semejante comportamiento tiene cura? ¿Se les ordenará pasar unas horas cada día durante una temporada en algún centro de mayores a cuidar ancianos que no tienen quien vele por ellos?

Y si no, al tiempo, que comportamientos de este tipo generan mucha inquietud social, cuando no reacciones viscerales. Yo, de momento estoy alarmado. Paseo por las calles meadas del centro histórico de Teruel que nadie limpia y prometo que me guardaré de llamar la atención a nadie, aunque no puedo evitar copiar lo que propone el Fuero de Teruel al respecto, por si la sabiduría antigua nos da pistas:

Similiter quicumque
ad portam alienam eggesserit, pectet V solidos et
ipsemet verrat egestum, si probari potuerit.
Sin autem, iuret solus et sit creditus. Si vero verrere
noluerit, pectet X solidos, uxta forum
(Del que haga sus necesidades ante puerta ajena - Además, cualquiera que haga sus necesidades ante puerta ajena, peche cinco sueldos y él mismo limpie la deposición, si se le puede probar, pero si no, jure solo y sea creído. Pero si no quiere limpiarlo, peche diez sueldos según fuero)

Nota.: No hay mayor injusticia que la de no educar. Aquello de enseñar al que no sabe. También al que no quiere aprender.

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